José Luis Velásquez, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), calificó al dictador Ortega de ser “un secuestrador sin salida”, que además tiene “la pelea perdida a nivel nacional e internacional”.
“Luego de la masacre a las protestas civiles, Ortega ganó la calle a punto de represión, pero perdió legitimidad y credibilidad frente a la comunidad internacional”, aseguró el exdiplomático.
A juicio de Velásquez, con el diálogo o negociaciones, Ortega “abre una escaramuza” con el fin “de ganar tiempo y ver a la vez si la correlación de fuerzas externas cambia a su favor, si es que el régimen de Venezuela se vuelve a equilibrar y si logra algo con el amago de diálogo para tratar de convencer a la comunidad internacional para que le levante las sanciones”.
Velásquez reitera que Ortega no tiene salida, por tanto la Alianza Cívica deberá ser firme en sus demandas y planteamientos que es la restitución del Estado de Derecho.
“Ortega tiene un recurso, tiene secuestrado al pueblo de Nicaragua, es como un secuestrador que se mete a un banco y la policía lo cercó, entonces, él (Ortega) está negociando con la vida de los rehenes; pero la Alianza Cívica debe aprovechar que Ortega tiene perdida la correlación de fuerzas internas y externas y que en el diálogo solo trata de obtener dos cosas: trata de detener las sanciones internacionales y esperar que Maduro, su principal aliado, se vuelva a estabilizar, cosa que es muy difícil, por lo que Ortega está bajo presión”, enfatiza el exembajador de Nicaragua en la OEA, durante la presidencia de Enrique Bolaños.
Velásquez además señala que otro round que perdió Daniel Ortega es la salida de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) tras hacer público su rechazo en participar como testigos y acompañantes de las negociaciones.
“El retiro de los obispos, un sector creíble de la sociedad, es un round perdido para Ortega y posiblemente no va a lograr que le levanten las sanciones. En los ochenta, hasta que cayó el Muro de Berlín y la Unión Soviética, sumada a la hiperinflación, se sentó Ortega a negociar. Posiblemente esté apostando a eso de nuevo, pero ahora las circunstancias son distintas”, asegura Velásquez.
Respecto a las gestiones del nuncio apostólico y la presencia de la OEA, de acuerdo con Velázquez, ambos actores podrían “incidir que tanto Ortega y la Alianza Cívica se vuelvan a sentar en la mesa, pero Ortega la tiene perdida”.
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