La confesión es anónima. Yo fui monaguillo y recuerdo que cuando uno se va a confesar, no da nombre, apellido ni número de cédula (…) ¿Cómo un sacerdote va a ir a poner una denuncia por un abuso de menores, cuando nadie le da nombre o apellidos? Además ¡La iglesia se rige bajo el código canónico!
Cuestionado sobre la superioridad de la ley civil y penal por encima del derecho canónico, Steller mencionó que “no se puede obligar a nadie a hacer una denuncia, si no hay conocimiento de la persona que ejecutó el acto”.
Por otra parte, el congresista aseveró que “el día que quiten el sigilo sacramental, que cierren la iglesia”.
“Ahí van a fomentar más el desempleo, porque muchos curas van a tener que renunciar. Si se tiene la confianza de ir a contarle los problemas a un sacerdote, entonces, el problema que vamos a tener es que, si el cura va a ir a acusar, nadie se va a querer confesar”.
Según Steller, en una confesión “puede haber delito”, sin embargo, le corresponde al Ministerio Público ejecutar la ley.
¿En una confesión no puede decirse que fulano mató a mengano? Pero uno de los principios de la confesión es el anonimato ¿Cómo va a hacer un cura para denunciar eso? (…) Eso no sirve para encubrir en lo más mínimo. Para eso está el Ministerio Público. Si el Ministerio no hace su trabajo, que no se lo recargue a la iglesia.
La redacción actual del artículo 49 del Código de la Niñez y la Adolescencia establece esa obligación solo a autoridades y personal de instituciones educativas o centros de salud públicos y privados.
El legislador oficialista propone que el alcance de la norma se extienda a asociaciones, fundaciones o agrupaciones de carácter cultural, juvenil, educativo, deportivo, religioso o de otra índole.
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