“JESUS Y EL LEGALISMO
LA VOZ DE GOICOECHEA.- El mensaje de Jesús es uno que no deja indiferente a nadie que lo escucha. Es un mensaje que rompe esquemas preconcebidos por las personas, esquemas que se ajustan sin lugar a dudas a cosmovisiones sean culturales y personales. Todos tenemos pensamientos establecidos los cuales rigen nuestra vida, porque como se dice por ahí “según piensas así caminas…”, aunque no es menos cierto que nuestro pensamiento no siempre es el más acertado o correcto.
Hoy hablaremos centrándonos en asuntos referentes a la fe. ¿Eres una persona de fe? Seguro que si, todos creemos en algo o alguien, aunque yo me refiero a fe en Dios. Son muchas las personas que han asistido a iglesias, unos aún siguen en ella fielmente y otros pues… salieron y continuaron la búsqueda en otro lugar. Para aquellos que asisten regularmente a la iglesia, aquellos que tal vez enseñan en ella, o tienen algún tipo de ministerio o simplemente asisten y escuchan es esta lectura, pues todos nos hemos encontrado con el LEGALISMO.
¿Qué es el legalismo? Me gusta esta definición: El legalismo es el intento del hombre para ganar el favor de Dios mediante la obediencia rígida a una serie de normativas.
Todos queremos ganar el favor de Dios por medio de nuestros méritos, nuestra forma de ser, de hacer las cosas y claro… sucede muy a menudo que nos creemos mejores que otros, sentimos ese aire de superioridad ante el que no camina como lo hacemos nosotros.
Esto es lo que sucedió en el texto bíblico de hoy, los fariseos, o sea, los teólogos del tiempo de Jesús se creían superiores a todos porque “ellos cumplían la ley de Dios” por lo tanto, vivían por encima del resto de personas y se creían con el derecho de exigir de ellas la norma de vida que ellos practicaban “porque menos de eso no es aceptable”.
Todos hemos lidiado con personas que se creen superiores, aquellas que viven y te miran por encima del hombro porque -“tu no eres como yo”- o “tu no lo haces igual que yo”-. ¿Te son familiares estas palabras? A mi si lo son, y justo es lo que Jesús rompe. Jesús rompe con el legalismo de su tiempo, Jesús no se lleva bien con el legalismo religioso de su momento, de aquellos que se creen superiores porque si.
Pero Jesús también rompe con el legalismo actual, porque el legalismo es lo contrario a la Gracia. El legalismo encarcela, la Gracia libera. El legalismo oprime, la gracia cura. He tenido en lo personal que lidiar con personas tan legalistas que es casi imposible el poder entablar un diálogo con ellas para poder entender el punto del que hablan. He sentido los puñales legalistas sobre mi vida cuando en ocasiones he fallado, puñales los cuales sin duda alguna me hirieron.
El legalismo te dice lo deficiente que eres, te recuerda lo mal que te has conducido, lo desastroso que vives, No ve lo positivo, lo decente, el esfuerzo que dedicas a ser mejor aún con las fallas. El legalismo destruye por dentro, pero la Gracia es quien te dice “ánimo, ¿te caíste? Levántate, tu puedes hacerlo mejor la próxima vez…”
Personalmente quiero vivir experimentando la Gracia de Dios, deseo vivir mostrando gracia tal como la recibí de Jesús. Ese quien me vio con toda mi miseria y no me destruyó sino que me dijo: “sígueme”, tal como le dijera a Leví el recaudador de impuestos. Necesitamos ser más como Jesús, mostrar Gracia para frenar el legalismo asesino de corazones.
Pero claro está, no quiero que nadie se confunda con mis palabras, Gracia no significa vivir haciendo lo que uno quiera. Hay un modelo, Dios ha dejado bien claro lo que es lo correcto y lo que se sale de la norma buena, justa, sincera que Él establece para que vivamos. El hecho de que Jesús sea alguien que derrama Gracia, no significa que Él no sea Justo y que igualmente castigue lo malo. Gracia no significa hacer lo que uno quiera, eso sería libertinaje en su mayor expresión y por supuesto no somos llamados a eso, Dios nos dio su ley para caminar en ella.
Por último, este pasaje también nos alumbra a pensar en nosotros mismos, es decir, de alguna manera todos poseemos en algún grado cierto legalismo, nuestra forma de pensar es en muchas ocasiones excluyente a otras opiniones, nuestra forma de hacer las cosas igualmente excluyente (porque quién mejor que yo para hacer las cosas); por tanto, Jesús nos llama a analizarnos y comprender qué es lo que hemos de ir cambiando para ser mejorados.
¿Cuánto legalismo tengo?
¿Cuánto legalismo tienes?
Pensemos en las palabras de Jesús al respecto.
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* Lic. y Máster en Teología Pastor y misionero en España.
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