1 Timoteo 2:2-3: “Por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador”
Por Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social México
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Quienes nos profesamos cristianos no podemos evadir las responsabilidades que tenemos con nuestro mundo, y especialmente con esta porción de nuestro mundo que es nuestra patria.
El Apóstol san Pablo ha recomendado las oraciones por los gobernantes (1Tim 2,2-3) señalando los buenos frutos en nuestra vida de estas oraciones: “para que podamos vivir serenos y tranquilos con toda piedad y dignidad”, así mismo San Pedro ha solicitado asumir nuestras responsabilidades en medio de las instituciones humanas puesto que esta es la voluntad de Dios: “para que haciendo el bien no demos de qué hablar” (1Pe 2,15).
En los inicios de la Iglesia, el cristiano ha sido consciente de que el acceso a la Patria Eterna se obtiene en la realización de nuestro compromiso con una patria terrena. “No nos es lícito desertar de nuestro lugar en el mundo”, afirmaba la Epístola a Diogneto en el siglo II.
Este año del Señor del 2021, en el que nuestra nación vivirá una importante jornada electoral en México, providencialmente se encuentra enmarcado por la Carta Encíclica “Patris Corde” del Papa Francisco, que ha decretado un Año dedicado a San José desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021.
En la contribución de San José en la Historia de la Salvación existe como algo significativo su celo por observar la Ley de Dios sin descuidar las leyes humanas, y con ello se han entrelazado las coordenadas de la Historia de Salvación con los hilos que posee la historia humana.
En este artículo ponemos en tus manos mediante compartir datos y conocimientos para que, a la luz de la propia reflexión personal, cada persona genere su propio juicio decida sus propias acciones.
La democracia no es sólo ir a votar, la democracia es la obligación del ciudadano de construir un mundo mejor, con buenas instituciones democráticas para cuidarnos, protegernos y educarnos como comunidad de hermanas y hermanos.
En este año del 200 aniversario de la Consumación de la Independencia de nuestra Patria encomendamos a nuestra Nación a la protección maternal de Santa María de Guadalupe, Madre espiritual de un Pueblo Mexicano que en la vida religiosa encontró el inicio de sus deberes temporales y de su realidad histórica, y que en el recto cumplimiento de sus deberes temporales podrá llegar a la Casa de Aquel por quien se vive.
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