Filipenses 1:27-28: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, más para vosotros de salvación; y esto de Dios”.
Por Lorena Alejandra Velázquez Sandoval*
Luchar por la fe, es luchar por
Latinoamérica
Comentario
LA
VOZ DE GOICOECHEA.- Lo que importa es que
vosotros llevéis una conducta digna del Evangelio de Cristo, para
que tanto si voy a veros como si estoy ausente, oiga de vosotros que
os mantenéis firmes en un mismo espíritu y lucháis unánimes por
la fe del Evangelio, sin dejaros intimidar en nada por los
adversarios.
Hoy más que nunca en Latinoamérica es necesitamos luchar por la fe, nuestras patrias en medio de la pobreza y la violencia necesitan volver su corazón a Dios, la lucha cristiana no consiste en discursos llenos de demagogia y ni en armas para matarnos unos a otros física y moralmente.
Nuestra lucha consiste en ser fieles a la Palabra de Dios con una conducta digna, incluso hablando de él aún sin pronunciar su nombre.
Fuerzas oscuras dividen a nuestras naciones con la polarización social, haciendo a los hermanos de un país enemigos.
Necesitamos ser firmes para crear unidad, sacando lo mejor de la diversidad de nuestras culturas y maneras de pensar.
Si nuestra espiritualidad es fuerte, tendremos la capacidad de escuchar a todos y abrirnos al dialogo sin renunciar a nuestros valores y sobre todo a nuestra fe.
Latinoamérica tiene sed de Dios, tiene sed paz y justicia.
En medio de lo caótico que ha sido liderar con la pandemia, la mala economía, el crimen organizado y los últimos procesos electorales llenos de división e intrigas.
La Palabra de Dios es nuestra fuerza y el alimento para seguir adelante con convicción y amor profundo.
No debemos exponer nuestra integridad en peleas vanas, necesitamos aprender a ser prudentes con nuestras expresiones, para no caer en este juego diabólico que nos separa unos de otros.
El mundo tiene hambre de un verdadero testimonio cristiano.
Si nuestros países están medio de la pobreza y corrupción social y política, aquellos que hemos escuchado el mensaje de Cristo, necesitamos llevar esperanza a todos nuestros entornos, con una vida congruente.
Para erradicar la corrupción de nuestras estructuras sociales, es necesario trabajar para sacarla de nuestro propio corazón, las personas que verdaderamente son espirituales son muy humanas, debemos reflejar el rostro auténtico y de Cristo con nuestra propia vida y convicciones, venciendo al mal a base de bien.
Tenemos el poder de transformar la vida y la historia, Dios nos acompaña y es testigo de nuestras alegrías y penas.
Sobre todo, necesitamos rescatar el sentido de ser familia humana, si las familias cada día siguen desintegrándose y cada vez escuchamos historias tristes, donde nuestros niños están creciendo sin la protección de un hogar y una verdadera familia.
Nos conmueve ver a nuestros niños y jóvenes en las calles expuestos a la indigencia, abusos sexuales y los vicios y duele en el alma ve a unos ya incorporados al crimen organizado.
Esa es una lucha que no podemos dejar para después.
El momento es ahora, ellos no son nuestro futuro, son nuestro presente y la esperanza de nuestros pueblos.
También necesitamos rescatar a los niños y jóvenes que sin estar en situación de calle están en la situación de ser personas sin familia, no es justo que estén encerrados en sus casas teniendo como ventana al mundo las redes sociales.
La tecnología se creó para el servicio del hombre no para ser esclavos de ella. No podemos seguir permitiendo que sigan encerrados, ni física ni espiritualmente.
Ellos tienen el derecho de ver un lindo atardecer, tienen derecho de sentir el agua corriendo entre sus manos, tienen el derecho de ser libres y desarrollarse.
Para que amen su tierra necesitan sentirla entre sus dedos y seguir escribiendo la esperanza en la historia de la humanidad.
Si la pandemia llegó para quedarse, necesitamos crear nuevas estrategias para la convivencia humana, las nuevas generaciones necesitan sentir el aire en sus rostros y en su cuerpo la vitalidad de la luz del sol.
Cada vez que un adulto lastimado rescata a un niño, se rescata a sí mismo.
Ellos son grandes maestros de vida y sus luchas y rebeldías son reflejo de lo que no hemos sanado, ellos son el espejo donde miramos si hemos cumplido bien nuestra misión. Así como les heredamos nuestros genes, tenemos el deber cristiano de heredarles la verdadera fe.
No dejarnos intimidar no consiste en responder al mal con la misma agresividad, todo lo contrario, la oración es la mejor arma que tenemos contra el enemigo, la oración nos da paz y alegría en medio de las tribulaciones.
Las dificultades son parte de la vida humana, y es humano tomar la cruz y ser como Simón Cirineo que ayudó a Jesús llevar la cruz al calvario.
Si estamos dispuestos a llevar la cruz también el Señor estará dispuesto a darnos la Vida eterna.
Esta vida es corta y momentánea los verdaderos cristianos lo entendemos y aspiramos a la vida plena que no se acaba, al final lo que quedará de nosotros será todo el amor que estemos dispuestos a experimentar y dar. Ya lo demás es vanidad…
Debemos está convencidos que el Amor vencerá.
*Licenciada en Psicología
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