1 Pedro 2:9-10: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.
Por Pastor Joaquín Stevens
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Dios nos prometió que somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y un pueblo que le pertenecemos a Él. Entonces, la santidad debe ser nuestra identidad y prioridad, con el propósito de hacer discípulos iguales o semejantes a Jesucristo. En Romanos 12 observamos la voluntad de Dios que es la prioridad en la vida del creyente para mantener y desarrollar relaciones que se caractericen por un carácter de servicio.
La consagración es una experiencia diaria de identificación con la Cruz y solo lleno del Espíritu Santo se puede llevar a ser guiados por Él y eso es santidad. Observamos muchas diferencias con cristianos de otras tradiciones teológicas con respecto a la santificación. Las diferencias son interminables, dogmatismos y legalismos basados en el ego de las obras para mantener la separación, sobran.
Según la tradición teológica de los nazarenos inspiradas por Arminiano Welesyana, el arminismo es hacer énfasis en que la salvación se logra con la gracia y las obras etc. La santidad se expresa por fe, con compasión, expresadas con amor en la unción del Espíritu Santo , que nos hace depender de Él. La santidad del Espíritu Santo es un limpiamiento constante por la fe en la sangre derramada una vez y para siempre (He 9:14).
En este sentido, 1 Corintios 1:30 expresa “Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios mediante sabiduría, justificación, santificación y redención”. La regeneración, y el fruto del Espíritu son fundamentales. Dios me escogió. Jesucristo pagó el precio. El Espíritu Santo toma posesión de mí.
Otro versículo, en esta línea lo encontramos en 2 Tesalonicenses 2:13 “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”.
Asimismo, en Gálatas 6:15 “ Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación”. Por último, en Efesios 4:24 “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
*Asunción, Paraguay
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