*Por Lic. Edwin Granados
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Considerando que, sin ser un experto en la materia, que mi vinculación a la docencia ha sido muy eventual derivado de mi práctica profesional y laboral, así como la preciosa oportunidad de servir como directivo en un ente educativo y finalmente mi propia experiencia de estudiante, me tomo la libertad de aportar muy prudentemente algunas palabras en torno a un eje de la vida del país, indiscutiblemente importante, como es el desarrollo de los paradigmas de la educación.
Al pensar en el término paradigma hemos de enrumbar nuestro pensamiento al modo de ver, entender, aplicar y conducirnos en un asunto determinado, a partir de una concepción filosófica.
En el particular (la educación) tendríamos que señalar innumerables alternativas y nos llevaría mucho tiempo para profundizar los que existen; el cognitivo, ambientalista, constructivista, positivista, interpretativo, socio crítico, etc.
En Costa Rica, en los últimos 10 años esto ha cambiado significativamente, más aún en los dos últimos años con ocasión de la vivencia relacionada a la pandemia, que nos varió el escenario por completo.
Encuadrar en un determinado tipo de paradigma no responde a las necedades educativas de Costa Rica, requerimos más bien desarrollar en todos los niveles educativos una cultura y visión en la que nuestra practica se enfoque a la habilidad de adaptación a las condiciones del manejo de la información que es abundante.
El análisis y estudio de las múltiples alternativas que pudiere haber como objeto de estudio para plantearnos cual debiera ser nuestra ruta en adelante podría resultar sumamente provechoso, pero no para encasillarnos en una metodología que de repente ya podría estar muy desactualizada.
Costa Rica, requiere mucho dinamismo. En la visión de los costarricenses, la educación ha sido un objetivo primordial desde siglo XIX, con los cambios sociopolíticos y económicos, ha sido una exigencia el hacer una correcta interpretación de nuestras necesidades. Nuestros métodos han tradicionalmente memorístico, derivado del conocimiento de unos pocos.
Ahora, la vorágine de cambios que hemos experimentado en el mundo entero nos ha movido vertiginosamente a consolidar un esfuerzo que ha sido clave en el logro de la prosperidad y visión democrática, vida en sociedad, conocimiento y convicción de los elementos ecológicos balanceados, sin lo cual no habría sostenibilidad.
En el contexto actual, se ha hecho un esfuerzo por dejar esos mecanismos tradicionales, que han sido incluso culturales, procurando metodologías de vanguardia en las que las facilidades del conocimiento y la información, sea de utilidad más práctica, que nos orienten más que a acumular conocimientos que cambian con gran velocidad; comprender, metodologías que nos permitan diagnosticar cualquier tipo de problema y plantear soluciones concretas producto del análisis sistemático de la información que en la actualidad es hiper abundante.
La posibilidad de acceder casi a cualquier tipo de información de las más variadas disciplinas, que otrora eran muy concentradas en textos, profesores y centros de enseñanza, son en la actualidad otra dinámica, nuestra necesidad va enfocada al desarrollo de habilidades, destrezas, competencias de los estudiantes e individuos en general, en virtud de los cambios de escenarios constantes.
Costa Rica, requiere de proceso urgente de cambio en los que la imaginación, innovación y la creatividad, sean más naturales en nuestros estudiantes.
Es por ello, que en la actualidad condiciones tales como la inteligencia emocional y las habilidades blandas son destrezas trascendentales, ha adquirido un valor muy importante en tanto se procura la capacidad de análisis, de diagnóstico, de síntesis, de identificación de problemas concretos, de su origen, de concluir y recomendar soluciones innovadores y viables. Estimo que la educación tradicional será objeto de cambios, y que la transición debe ser cuidadosa a fin de obtener lo mejor de los dos mundos.
Es claro que la educación costarricense se enfrenta de forma constante y permanente a la necesidad de reforzar la capacidad de adaptabilidad que el medio y las alternativas nos exigen y nos proporcionan, claro está que resulta un esfuerzo permanente el cambio de mentalidad, visión y cultura que evidencien el salto cualitativo, razón por la cual hemos de traducir en decisiones oportunas y prácticas lo requerido para que los costarricenses podamos seguir disfrutando de un proceso de crecimiento sostenible facilitador del desarrollo de la cultura costarricense, de crecimiento, de asertividad y liderazgo.
Con respeto y humildad ante los expertos en la materia, sin duda, no podemos trabajar y proyectarnos apegados a paradigmas arcaicos como quien se aferra a métodos rígidos de construcción, sino más bien al entendimiento de la flexibilidad y habilidad de convergencia del conocimiento, la información, el diagnóstico y el planteamiento de soluciones en las que puedan coexistir distintos paradigmas educativos.
Los estudiantes y profesionales en los distintos niveles han de asimilar un modo de abordar sus asuntos laborales y profesionales, con una capacidad de transdisciplinariedad, en la que sin que sea requerido tener condición de perito en muchas materias, si logre el aprovechamiento de distintas disciplinas sin perder el norte de un objetivo determinado, logrando las interpretaciones y cohesión correcta, que responda a la necesidad y solución estratégica del problema planteado.
En definitiva, disfruto más de un modelo educativo en el que construyamos, evaluemos, creando nuevas formas de solución, es un estilo de vida en el cual no nos quedamos esperando las soluciones, las buscamos. Los denominados científicos del pasado en los cuales se concentraba mucha información, ahora se abre prácticamente a todos.
Las herramientas y entorno global de obtención de información son múltiples, los mecanismos de ilustración de ideas, conceptos, información diversa es abundante, son básicamente agentes de interacción con los cuales en tiempo breve el individuo es capaz de acumular conocimiento que en otrora era de esfuerzo prolongado y rígido.
Ahora, es necesario recapitular que, en la cultura costarricense, la educación históricamente ha sido y es un valor de incalculable aprecio y estima, por lo que, en América Latina, nuestro país ha sido reconocido.
Nuestros antepasados priorizaron la necesidad de formarse, el costarricense ama y respeta la educación, evidentemente sus logros han sumado y se han traducido en crecimiento económico, así como, niveles importantes de bienestar.
En la última década se ha acentuado algunas tendencias ideológicas que no corresponden a la idiosincrasia costarricense y se hace urgente retomar la ruta de nuestra autenticidad.
*Criminólogo, Candidato a diputado por San José de Nueva República
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