Por Yamileth Angulo Rosales - Máster en Antropología de la UCR, especialista en comunicación política
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Pensemos por un momento de manera hipotética que Rodrigo Chaves después de una gira por Guanacaste altamente promocionada, sale en horas de la noche en un vuelo secreto del aeropuerto de Liberia.
Chaves se va a escondidas, se lleva a su tesorero de campaña, en un vuelo secreto, donado por un empresario amigo, y no dice absolutamente nada a la prensa, ni a la mayoría de su equipo de campaña.
Del vuelo la prensa se entera por informaciones confidenciales, donde se puede ver que el avión es de empresarios, además de que nadie sabía nada.
La prensa empieza a preguntar a la campaña de Chaves, pero hay largas horas de silencio.
Después de que la noticia sale en un medio digital, el equipo de comunicación de Chaves tiene que correr y revelar el viaje.
Chaves en su viaje se reunió con empresarios que están siendo investigados por la justicia dominicana por lavado de activos, sobornos, estafa, entre otros.
Además, Chaves insiste en que no fue en su condición de candidato, sino como exministro de Hacienda, preocupado por la guerra de Ucrania y Rusia.
En el reporte del pago que el amigo de Chaves hizo del vuelo solo se contemplan las horas de vuelo, y no los gastos de aeropuertos y otros costos adicionales, pero Chaves y su partido insisten en que todo está en orden. Además, aunque insiste en que no fue como candidato ni a reuniones de campaña, reporta todo como un gasto de campaña.
¿Qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido así?
Muy simple, los cinco medios antichaves, ya hubieran entrevistado hasta la mamá del piloto, con pormenores hasta de la ropa interior que llevaba Chaves.
Habrían hecho al menos 5 notas explicando por qué el vuelo no llevaba azafatas, y con declaraciones no confirmadas de varias mujeres que insisten en que Chaves las miró raro al pasar junto a él.
En editoriales escritos exigirían que se revise hasta las llantas del avión, las maletas de Chaves y del tesorero, y ¿por qué no?, pedirían un ultrasonido para ver si tenía algo en la panza.
A la hora de llegada del avión del viaje secreto estarían con transmisiones en vivo permanentes cinco horas antes y cinco horas después de la llegada clandestina de Rodrigo Chaves.
Por supuesto en sus versiones digitales las noticias del “narco viaje secreto”, como ya lo hubieran bautizado, se repetirían cada 15 minutos.
Los medios ya tendrían un panel de expertos de todo tipo diciendo lo grave que sería para la Costa Rica que todos amamos dejar el gobierno en manos un tipo que vuela a un país como Dominicana a quién sabe qué cosas.
Si hubiera sido Chaves, todos los días y a todas horas hasta el 3 de abril, es lo único que se vería en sus páginas y sus pantallas, con al menos 345 notas trabajadas al respecto.
Pero no fue Chaves, y como la prensa tradicional ya escogió su candidato, esa noticia se terminó con las menciones básicas, simples y sin la profundidad que ameritaba.
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