LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Luis Jiménez).- Una pregunta cambió la vida de una joven que quería interrumpir su embarazo, afortunadamente Dios le mostró cuan agradables y perfectos son sus planes para la vida de su creación.
Andrea, una adolescente embarazada, detalla que tenía la seria idea de abortar debido a su miedo por todo lo que representa un hijo a una corta edad, por eso acudió a una clínica abortiva para programar el procedimiento llevándose una verdadera sorpresa.
De 19 años, ella programó su aborto, pero no sin antes ser testigo de la maravillosa obra que se estaba gestando dentro de ella: el milagro de la vida; la pregunta del técnico de ultrasonido en las evaluaciones le dio a ella un enfoque distinto de esta singular etapa femenina.
“¿Quieres escuchar los latidos del corazón?”, esas palabras antecedieron a una perspectiva distinta en la mente de Andrea.
"Espera, ¿hay un latido del corazón?", contestó ella atónita debido al engaño que se ha popularizado sobre que un feto no es un bebé.
Al escuchar los latidos del corazón de su bebé simplemente todo cambió, lo que sintió fue verdaderamente real.
“Fue como un instante, ‘Oh, esto no es solo carne, ya sabes, un grupo de células’. … Lo hizo muy real para mí”, dijo Andrea.
Y fue allí cuando se dio cuenta que sería un completo error tener un aborto y no conservar ese regalo de Dios en su vientre; motivada por los latidos del corazón de su bebé canceló el procedimiento y volvió a casa con sus padres, quienes le ayudaron a tener a su bebé.
Otro punto importante es que ella se convenció definitivamente de ser madre y querer a su bebé cuando desistió de dar a su niña en adopción, pero al ver a Olivia recién nacida cambió todo en ella.
“Simplemente no había manera. Verla fue bastante mágico, fue tan especial. Creo que después de dar a luz, el miedo subyacente era que no iba a ser una buena madre. El mundo te dice que todas estas cosas deben ser perfectas: cónyuge perfecto, boda perfecta, finanzas perfectas”, expresó en una entrevista para LAN.
Con todo lo que sabía que tendría que pasar, ella se mantuvo firme y crió a su bebé, reconociendo que ahora que ya su hija es madre también después de 24 años, Olivia ha sido la mayor bendición que ha tenido en su vida.
“Ella fue la bendición más grande que he tenido. Dios sabía exactamente lo que estaba haciendo”, finalizó ella sobre su testimonio.
El regalo de la vida en sí mismo comprende la obra más grande que Dios ha hecho, debido a que su propio hijo concedió la preciada oportunidad de vivir gracias a su sacrificio en la cruz.
De 19 años, ella programó su aborto, pero no sin antes ser testigo de la maravillosa obra que se estaba gestando dentro de ella: el milagro de la vida; la pregunta del técnico de ultrasonido en las evaluaciones le dio a ella un enfoque distinto de esta singular etapa femenina.
“¿Quieres escuchar los latidos del corazón?”, esas palabras antecedieron a una perspectiva distinta en la mente de Andrea.
"Espera, ¿hay un latido del corazón?", contestó ella atónita debido al engaño que se ha popularizado sobre que un feto no es un bebé.
Al escuchar los latidos del corazón de su bebé simplemente todo cambió, lo que sintió fue verdaderamente real.
“Fue como un instante, ‘Oh, esto no es solo carne, ya sabes, un grupo de células’. … Lo hizo muy real para mí”, dijo Andrea.
Y fue allí cuando se dio cuenta que sería un completo error tener un aborto y no conservar ese regalo de Dios en su vientre; motivada por los latidos del corazón de su bebé canceló el procedimiento y volvió a casa con sus padres, quienes le ayudaron a tener a su bebé.
Otro punto importante es que ella se convenció definitivamente de ser madre y querer a su bebé cuando desistió de dar a su niña en adopción, pero al ver a Olivia recién nacida cambió todo en ella.
“Simplemente no había manera. Verla fue bastante mágico, fue tan especial. Creo que después de dar a luz, el miedo subyacente era que no iba a ser una buena madre. El mundo te dice que todas estas cosas deben ser perfectas: cónyuge perfecto, boda perfecta, finanzas perfectas”, expresó en una entrevista para LAN.
Con todo lo que sabía que tendría que pasar, ella se mantuvo firme y crió a su bebé, reconociendo que ahora que ya su hija es madre también después de 24 años, Olivia ha sido la mayor bendición que ha tenido en su vida.
“Ella fue la bendición más grande que he tenido. Dios sabía exactamente lo que estaba haciendo”, finalizó ella sobre su testimonio.
El regalo de la vida en sí mismo comprende la obra más grande que Dios ha hecho, debido a que su propio hijo concedió la preciada oportunidad de vivir gracias a su sacrificio en la cruz.
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