Rafael habÃa llegado un par de veces a Fruta de Pan. Recordaba la primera vez que su tÃo lo llevó a conocer a José Fuentes, un “primo” lejano: –no le des mucha pelota, escuchó decir al tÃo Pedro mientras se acercaba a ellos: –es medio “jugao”. Frecuentemente se escapa de juerga a San José por varias semanas” …
LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando GAPO).- Un comando especial comprobó que Carmonilla hacÃa más de tres años permanecÃa en la zona caribeña. TenÃan el testimonio escrito de su tÃo en Anita Grande. Con los dÃas (la autoridad) aumentó su presencia peinando franjas y poblados aledaños. La foto de Rafael destacaba en las paredes de los negocios de Anita Grande y alrededores donde lo habÃan ubicado por última vez destacando el hecho que se trataba del conocido “Carmonilla”.
José Fuentes en sus escapes a la ciudad Capital se hospedaba en la Calle Doce aprovechando la hospitalidad brindaba por un familiar que le arrendaba un cuarto en la posada que tenÃa en la “zona roja”. Cuando el tÃo Pedro le presentó a Rafael, el cruce de miradas antecesoras al apretón de manos dispersó una simpatÃa mutua sellada por la manifestación: -cuente conmigo ante cualquier inconveniente que tuviese con su tÃo. No soy tan santo como él…Rafael sonrió…el tÃo lo reprobó con la mirada.
Para llegar al poblado de Fruta de Pan (por los trillos frecuentados o viejos ramales de la lÃnea del tren) los vaqueanos experimentados tardaban entre dos o tres horas (apretadas) caminando. Adelantándose a cualquier intento de fuga organizada por Carmonilla las veredas fueron interceptadas oficialmente…Lo que la autoridad desconocÃa era del rostro oculto de Rafael….
En las primeras luces del sol el retén de policÃa instalada al ingreso de una “picada” en la montaña (ante la sorpresa inesperada de ella) conversaba con una atractiva joven de pelo claro y pecas deliciosas que transitaba sobre la vÃa férrea. -Buenos dÃas, señorita. ¿Hacia dónde se dirige? -A ningún lado, visito a familiares y quise conocer los alrededores. -No se lo recomendamos. Estamos detrás de un peligroso prófugo confirmado de estar en esta zona. -No puede ser…y yo tan confiada. -No se preocupe…ahorita lo “pescamos” porque tenemos presencia en todos los caserÃos, caminos y veredas transitables. El único refugio será en las montañas porque ahà tenemos orden de no ingresar.
La intención de Rafael (antes que Carmen Julia se le uniese) habÃa sido trasladarse a vivir en las montañas para desligarse de una sociedad a la cual no entendÃa ni habÃa encontrado método para acoplarse. Escuchó con detalles por parte de su compañera la cacerÃa que le tenÃan montada y miró sus ojos resplandecientes cuando escuchó decir con determinación: -Vámonos a la montaña. Nunca van a entrar…y realmente nada lo impedÃa. Entre las pocas pertenencias no podÃa faltar la receptora de radio (para escuchar avances de su pesquisa) baterÃas, foco, candelas, fósforos y un encendedor. Construyeron una estancia en un playón de un rÃo alimentándose con pescado y pequeños roedores que abundaban. No recuerdan el tiempo de felicidad compartido cuando escucharon la noticia que la policÃa habÃa desistido del operativo por el alto costo y no lograr la ubicación del objetivo.
Durante ese tiempo la presencia de Carmen Julia fue tomando relevancia en la vida de Rafael. Ella custodiaba el dinero restante del hurto que dio inicio a su aventura. La policÃa se habÃa ausentado de la zona cuando divisaron la primera choza al pie de la montaña. A temprana hora de la mañana la pecosita conversaba con la señora de la casa. -Buenos dÃas, ¿Este lugar pertenece a Fruta de Pan? -Si señora ¿Qué se le ofrece? -QuerÃa estar segura porque andamos de cacerÃa desde hace dÃas y creÃmos habernos extraviado.
La pareja vivÃa sola y por la tarde la pecosita llegó con Rafael a tomar café. Un poco receloso y desconfiado, Rafael conversaba con el nuevo conocido ante su primera pregunta: - ¿son de esta zona? -No exactamente, venimos de Turrialba buscando a José Fuentes, un familiar. -Lo conozco, pero vive a tres dÃas de aquÃ. - ¿Andan con tiempo? -Tiempo sÃ…dinero no.
Una semana después, se enrumbaban hacia a la finca de José Fuentes. El primo José le dio un fuerte abrazo al llegar. Con perfil bajo, Rafael se mantuvo largo tiempo en su finca sembrando yuca y pescando en el rÃo Grande de Jiménez.
Algunos dÃas después de su llegada, Rafael seguÃa a Fuentes caminando varias horas rumbo a la montaña para conocer a la familia Mena. -Para sobrevivir en estos rincones es importante conocer a los Mena repetÃa constantemente.
No habÃa pasado un año cuando el primo José comentó a Rafael que el coronel Madrigal quien habÃa coordinado su operativo de captura abortado habÃa sido encargado comandante Regional con sede en Guápiles...
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