LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Sadniv Solrac).- Sara y Guilherme Machado recibieron la noticia de que serían padres el 15 de junio de 2023, pero tras el segundo ultrasonido, la alegría se tornó incertidumbre ante el diagnóstico devastador de ausencia total de líquido amniótico, lo que impediría el desarrollo de los órganos de la bebé.
Los médicos declararon posibles consecuencias graves: malformaciones en corazón y riñones, fisura labial y un probable síndrome raro, estimando que la gestación no superaría los seis meses o incluso podría interrumpirse en la misma semana.
A pesar del consejo médico de “despedirse” de Sofia y considerar el aborto, la pareja decidió mantener la fe y rechazar la interrupción del embarazo, uniendo a la familia y la iglesia en una campaña de oración por el milagro.
Cada 15 días acudían a consultas de alto riesgo, siempre recibiendo pronósticos adversos, pero los exámenes mostraban el progreso milagroso: “Siempre escuchábamos el corazón de Sofia latiendo fuerte”, contó el padre.
Los médicos se sorprendieron al ver la vejiga de la bebé funcionando, y pronto confirmaron que no existía más nada equivocado en los órganos, contradiciendo ultrasonidos previos. Un ecocardiograma posterior certificó que el corazón de Sofia estaba sano.
El 26 de noviembre, a las 29 semanas de gestación, Sara dio a luz en la cocina de su casa. Sofia nació en sus brazos con 1,3 kg y 34 cm, sin ninguna malformación, síndrome ni fisura, lo que definieron como un milagro confirmado por los médicos.
Pocas horas después, la bebé enfrentó insuficiencia respiratoria grave. El equipo médico preparó a los padres para despedirse, pero Sara insistió en creer que “Sofia era nuestro milagro” y mantuvo la oración constante.
Durante la noche, toda la familia se unió en oración. A la mañana siguiente, la saturación de Sofia mejoró milagrosamente y los médicos señalaron que había ocurrido “algo inexplicable”, en palabras de la pediatra.
Después de 41 días en UTI y UCI, Sofia fue dada de alta, pero pronto enfrentó una nueva batalla: meningitis viral, neumonía e hiponatremia severa. Un informe médico llegó a declarar su muerte clínica, pero la niña estaba viva, solo inconsciente, y la familia persistió en la fe y el acompañamiento en oración.
Fueron 27 días de lucha hasta que el estado de salud de Sofia mejoró notoriamente, los exámenes se normalizaron y el 19 de febrero de 2024 salió finalmente del hospital.
Sus padres reconocen a Dios en cada etapa: “El Dios que comenzó la obra desde la gestación sigue cuidando de nuestra hija. Sofia es nuestro testimonio vivo; vemos a Jesús a través de su vida y sabemos que vino de la mano de Dios para nuestra familia”.
El testimonio de Sara y Guilherme recuerda que los dictámenes médicos no son definitivos, porque “la última palabra la tiene Dios”. A través de la fe, la oración y la perseverancia, su familia experimentó milagros inexplicables, desafiando la desesperanza y dando gloria a Cristo por cada día de vida.
La historia de Sofia inspira a quienes enfrentan diagnósticos difíciles a creer en el poder sobrenatural de Dios, que puede transformar lo imposible en testimonio real de fe, amor y victoria sobre todo pronóstico.
Los comentarios expresados en las secciones de opinión, derechos de respuesta, reclamos del pueblo, campos pagados, negociemos, y en la opinión de los lectores y comentarios de terceros al final de las notas o en las páginas de redes sociales, son responsabilidad exclusiva de sus autores. La Voz de Goicoechea (www.lavozdegoicoechea.info) es un medio de comunicación independiente, y no toma como suyas dichas opiniones por lo que no se responsabiliza por el contenido emitido por terceros. Todas las imágenes que muestra este medio, se utilizan solo con fines ilustrativos, por tanto se respetan todos los derechos de autor según corresponda en cada caso, siendo nuestra principal labor de la informar a nuestros lectores.
Cada 15 días acudían a consultas de alto riesgo, siempre recibiendo pronósticos adversos, pero los exámenes mostraban el progreso milagroso: “Siempre escuchábamos el corazón de Sofia latiendo fuerte”, contó el padre.
Los médicos se sorprendieron al ver la vejiga de la bebé funcionando, y pronto confirmaron que no existía más nada equivocado en los órganos, contradiciendo ultrasonidos previos. Un ecocardiograma posterior certificó que el corazón de Sofia estaba sano.
El 26 de noviembre, a las 29 semanas de gestación, Sara dio a luz en la cocina de su casa. Sofia nació en sus brazos con 1,3 kg y 34 cm, sin ninguna malformación, síndrome ni fisura, lo que definieron como un milagro confirmado por los médicos.
Pocas horas después, la bebé enfrentó insuficiencia respiratoria grave. El equipo médico preparó a los padres para despedirse, pero Sara insistió en creer que “Sofia era nuestro milagro” y mantuvo la oración constante.
Durante la noche, toda la familia se unió en oración. A la mañana siguiente, la saturación de Sofia mejoró milagrosamente y los médicos señalaron que había ocurrido “algo inexplicable”, en palabras de la pediatra.
Después de 41 días en UTI y UCI, Sofia fue dada de alta, pero pronto enfrentó una nueva batalla: meningitis viral, neumonía e hiponatremia severa. Un informe médico llegó a declarar su muerte clínica, pero la niña estaba viva, solo inconsciente, y la familia persistió en la fe y el acompañamiento en oración.
Fueron 27 días de lucha hasta que el estado de salud de Sofia mejoró notoriamente, los exámenes se normalizaron y el 19 de febrero de 2024 salió finalmente del hospital.
Sus padres reconocen a Dios en cada etapa: “El Dios que comenzó la obra desde la gestación sigue cuidando de nuestra hija. Sofia es nuestro testimonio vivo; vemos a Jesús a través de su vida y sabemos que vino de la mano de Dios para nuestra familia”.
El testimonio de Sara y Guilherme recuerda que los dictámenes médicos no son definitivos, porque “la última palabra la tiene Dios”. A través de la fe, la oración y la perseverancia, su familia experimentó milagros inexplicables, desafiando la desesperanza y dando gloria a Cristo por cada día de vida.
La historia de Sofia inspira a quienes enfrentan diagnósticos difíciles a creer en el poder sobrenatural de Dios, que puede transformar lo imposible en testimonio real de fe, amor y victoria sobre todo pronóstico.
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