No puede alegarse desconocimiento, ni delegar la responsabilidad de lo que ocurre en el municipio a otras dependencias o a otros funcionarios. El alcalde es el alcalde y por tanto tiene el deber in vigilando que lo acredita como responsable por todo lo bueno y por todas las faltas que bajo su mandato se cometan.
Además, el alcalde o alcaldesa, son en su persona, la máxima autoridad en el Cantón; incluso por encima de jerarcas institucionales de gobierno y de cualquier otra organización que tenga injerencia en su Cantón.
Dirige entre otros la Comisión Cantonal de Emergencias, el Comité Cantonal de Coordinación Institucional (CCCI) y tiene la obligación y potestad de convocarlos, dirigirlos, elaborar planes e informar sobre su desempeño y actividades.
A mayor rango, mayor obligación y nadie en un Cantón cuenta con superior nivel de jerarquía que el alcalde y por tanto nadie tendrá mayor responsabilidad sobre lo que ahí ocurra o deje de ocurrir.
Dicha autoridad debe contener varios factores, el respaldo moral, el profesional, el apoyo legal y por supuesto, el desempeño de liderazgo.
Al igual que un jefe de familia, un Jerarca institucional y político, debe ejercer su autoridad con firmeza, con equidad y con respeto. Debe dirigir y coordinar con sabiduría y transparencia, generar confianza y por supuesto supervisar de cerca el diario quehacer.
Delegar y establecer alianzas saludables, coordinar de manera oportuna todo el desempeño institucional que vincule a sus administrados y por supuesto fiscalizar la gestión Municipal sin pretexto de que eso no es directamente su responsabilidad.
Cada uno tiene a su haber fortalezas y debilidades y por eso, rodearse de un buen equipo de personas honestas, confiables y profesionales, es garantía de resultados positivos.
Denunciar irregularidades de sus subordinados y otras instituciones, exigir resultados, evaluar desempeño, analizar y reestructurar la organización Municipal para que obtenga los mejores resultados, apoyar a su personal y dirigir con el ejemplo, son apenas unas de las pocas tareas que el pueblo le delega a su Alcaldía.
Del análisis de lo anterior se desprende la explicación de por qué una municipalidad crece y encabeza el índice de gestión Municipal y otras siguen estancadas o pierden posiciones cada año.
Ahí están los números, ahí están a la vista los resultados.
Ojalá el pueblo entienda la importancia de invertir con su voto de manera responsable en un buen gobierno local. Eso será lo que marque la diferencia.
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