Por Alberto Cabezas
LA VOZ DE GOICOECHEA.- El lunes 1 de febrero pasado, se llevó a cabo un programa más de Naciones para Cristo, que es un programa de activistas sociales, que los une el amor a Jesucristo y de allí emana todo lo que hacen. Esta vez la mexicana Lorena Velásquez entrevisto a la Profesora mexicana de Educación Especial, psicóloga, estudiante de la Maestría de Educación y Docencia Dulce Ciceña, quien es una persona con discapacidad motriz, maestra para dos escuelas, que no le limita hacer el bien por los demás. Es una guerra porque maneja su propio auto y es un símbolo de independencia para las personas con discapacidad.
¿Cuál es la discapacidad que tienes? Y ¿Como has surgido con la misma?
Vine a este mundo con una discapacidad motriz porque así nací. Mi discapacidad me impide caminar y también tengo cierta limitación para mover los brazos. No los puedo mover a un cien por ciento.
Entonces, al principio de niña no me daba cuenta de eso, de esas limitaciones. De esas diferencias, por así decirlo, ya cuando fui creciendo las fui notando, pues es cuando te das cuenta cuando sabes, cuando empiezas a ver, a decir o preguntar ¿qué por qué?
Pero a lo mejor cuando era niña, yo no preguntaba, solo decía voy a hacer esto, voy a hacer aquello, pero con la ayuda de Dios. Siempre de la mano de Dios. Pues yo siempre le he pedido que me enseñe a ver ¿Cuál es el propósito que él tiene para mi vida?
¿Cuál es el propósito para tu vida desde el día de tu nacimiento?
Creo que es ser un instrumento suyo. Mi propósito es amar a Dios y el ser feliz porque yo creo para eso Dios nos envió a este mundo, para ser felices por eso Cristo dio su vida por nosotros.
Porque como dice en Éxodo 9:16 “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”. Entonces, creo que ese el propósito que todos tenemos como seres humanos.
Para que nosotros podemos estar en gracia. Entonces, desde que nací, ese es mi propósito, amar y servir a Dios. Esto lo logro a través de mi entrega a los demás. Por medio de mi interés por el prójimo y yo, puedo testificar y puedo decir que desde que tengo uso de razón mí el motor, el levantarme cada día, siempre se lo debo a Dios. Cristo ha sido el que me da las fuerzas el que me da los ánimos.
Él me da la sabiduría, la paciencia, sobre todo.
¿Qué mensaje final le darías a los lectores?
No es una casualidad que nos estés leyendo si no es parte del propósito de Dios. Espero que el mensaje que haya sido de bendición para todos.
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