En su orden: Angie Rojas, Kattia Bonilla y Rosemarie Segura. (Foto: Isaí Jara) |
Escuela es todo un ejemplo exitoso de cómo escalar ante situaciones difíciles en tiempos de COVID-19 y sin recursos económicos
Por Isaí Jara
LA VOZ DE GOICOECHEA.- La vida es una serie de picos y valles, una mezcla de momentos felices, normalidad diaria y situaciones difíciles. Una vez te sientes eufórico y otras sientes como se te cae el mundo encima. Y a pesar de que la tendencia natural es buscar la felicidad, realmente son las situaciones difíciles las que nos ponen a prueba y las que nos hacen crecer.
La escuela Filomena Blanco de Quirós, situada en la comunidad de Vista de Mar de Rancho Redondo del cantón de Goicoechea, es un claro ejemplo de lo anterior.
La pandemia del coronavirus (SarsCov 2) ha evidenciado que existen muchos retos y brechas adicionales que se hacen patentes ahora, incluso en donde hay una posible disposición de que todo está en calma.
“Desde de que empezó la pandemia en nuestro país hace aproximadamente año y medio la dirección, el profesorado, los alumnos, la junta de educación y los padres de familia en general, hemos estado en permanente innovación e incesante colaboración con la escuela”, dijo Kattia Bonilla Palma, presidenta de la Junta de Educación.
En esta escuela todos entienden que la educación de calidad es aquella que pone el acento en la importancia de las personas, la cooperación, la comprensión, y la inclusión.
“Todo en la vida tiene un sentido, una razón, algo que aportar. Solo tienes que buscarlo. Confiar en que puedes aprender algo bueno de todo lo que te pasa, incluso de lo más doloroso. No hay que intentar comprender ni manipular la situación. Simplemente es dejar que ella te ofrezca algo que puedas aprovechar para aprender y ser más fuerte”, expresó Rosemarie Segura Vargas, directora de la Escuela Filomena Blanco.
Mesa para niños del Kinder, adquiridas recientemente. (foto: Isaí Jara) |
Bajo tales premisas, en sus aulas se valora la circulación de ideas de todo el alumnado, profesorado, padres de familia y junta de educación y se potencia la diversidad como favorecedora de un conocimiento más complejo.
“Los alumnos son siempre considerados como personas deseosas de aprender, de descubrir, de cooperar, de aportar ideas, de emocionarse, de exponer problemas, de ofrecer soluciones; se conocen a sí mismos y conocen la realidad a través del diálogo, la relación, el juego y la experimentación. Son, en general, flexibles y respetuosos”, acotó Segura.
“Es cierto que en la diversidad se encuentran personas más retraídas, menos interesados, menos activos, más inhibidos, en incluso impulsivos y agresivos. La escuela se empeña en ofrecer, a unos y a otros, seguridad física y emocional a fin de que todos puedan escuchar, tener en cuenta al otro, ponerse en su lugar, abrirse a los demás y al mundo”, aseguró Angie Rojas Hernández, profesora en ese centro educativo.
“Toda la programación y el quehacer del profesorado están orientados a que se puedan exponer temas, ideas, preguntas, explicaciones y objeciones. Cada uno de los actores tienen la oportunidad de expresar lo que piensan y cada intervención es respetada y valorada”, dijo Segura.
“Una de las principales lecciones aprendidas es que la comunicación constante es esencial: la institución está en contacto continuamente, tanto entre los alumnos como con la comunidad de educadores y diferentes asociaciones (que proporcionan recursos adicionales) en este caso por medio de la Junta de Educación.
Para encarar la crisis actual, la dirección anunció que el comedor escolar se mantendría abierto con el fin de que los alumnos mantuvieran su alimentación diaria y balanceada y con ello mantener también la asistencia a las aulas. Para hacer esto nos propusimos aplicar los protocolos al pie de la letra, tal como lo dispuso el Ministerio de salud desde su momento y así se ha hecho”, mencionó Bonilla.
Lavamanos de acero inoxidable para uso de los estudiantes, personal y público en general. (Foto: Isaí Jara) |
Genial idea, porque han logrado mantener las clases presenciales, sin ningún problema, con los casi 750 alumnos. Lograron construir áreas que estaban destinadas al abandono y hoy son ocupadas como salas de profesores, aulas de aprendizaje personalizado, pupitres, mesas para estudiar, bodegas para resguardo de instrumentos y material escolar que son necesarios para el aprendizaje de su población estudiantil.
Han construido infraestructura con la reglamentación de la ley 7600 a pesar de no tener terreno disponible para construir.
“La Junta de educación ha hecho uso correcto de cada cinco de una manera increíble. Hemos realizado obras de infraestructura con unos cuantos colones. Aquí cabe aquella frase de nuestros abuelos que cuando se quiere se puede”, anunció Bonilla.
Durante esta crisis, la escuela se ha adaptado a las nuevas circunstancias. Una combinación con el aprendizaje, responsabilidades, actividades, intercambios, interacciones y conexiones humanas, cuatro palabras que se traduce en una sola, “EXITO”.
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