Por BT/Luis Jiménez
El pasado 30 de enero, la fábrica de muebles prevista propiedad de Sebastião, que se encuentra en Jaú (un municipio de Brasil), fue completamente destruida por la tormenta que cayó en la ciudad.
La tormenta dejó un rastro de destrucción en la ciudad, una persona muerta y un hombre desaparecido, además de haber destruido el aserradero que Diorgi dirige en sociedad con su hermano gemelo desde hace 21 años.
En las primeras horas de la mañana de ese día, el agua ya había alcanzado una altura de unos 2,20 metros, destruyendo la maquinaria del aserradero y muchos productos como armarios y mostradores ya listos para ser instalados en los hogares de los clientes, así como toda la materia prima del negocio, los tableros de madera, según dijo el empresario de 56 años de edad.
Una vez que cesó el agua, Sebastião se puso a revolver el barro que quedaba y entre los papeles y documentos de la empresa, inutilizados por el lodo, encontró la Biblia que estaba en la oficina abierta. Estaba seca y limpia.
«Esto fue una señal de que no debemos perder la fe en que nos recuperaremos. Dios lo es todo para nuestra familia, mi hermano es ministro de la Eucaristía, yo predico, y lo que pasó aquí es el mensaje de que, mientras estemos vivos y sanos, podemos recuperarnos», expresó Sebastião.
A pesar de la gran pérdida que tuvo, el empresario dijo que tiene la intención de volver a ponerse en pie para poder cumplir con todos los compromisos adquiridos con sus clientes.
«Perdimos todo aquí en la fábrica, incluso la caja fuerte, que tenía un poco de dinero y cheques, se perdió en la inundación. Pero no hemos perdido la fe. Vamos a reconstruir el negocio y a cumplir nuestros compromisos», dijo.
Casi 1.500 personas se vieron afectadas por las inundaciones, según un informe emitido el viernes por Defensa Civil de Jaú. El agua entró en al menos 592 casas, según el portal Guiame.
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Una vez que cesó el agua, Sebastião se puso a revolver el barro que quedaba y entre los papeles y documentos de la empresa, inutilizados por el lodo, encontró la Biblia que estaba en la oficina abierta. Estaba seca y limpia.
«Esto fue una señal de que no debemos perder la fe en que nos recuperaremos. Dios lo es todo para nuestra familia, mi hermano es ministro de la Eucaristía, yo predico, y lo que pasó aquí es el mensaje de que, mientras estemos vivos y sanos, podemos recuperarnos», expresó Sebastião.
A pesar de la gran pérdida que tuvo, el empresario dijo que tiene la intención de volver a ponerse en pie para poder cumplir con todos los compromisos adquiridos con sus clientes.
«Perdimos todo aquí en la fábrica, incluso la caja fuerte, que tenía un poco de dinero y cheques, se perdió en la inundación. Pero no hemos perdido la fe. Vamos a reconstruir el negocio y a cumplir nuestros compromisos», dijo.
Casi 1.500 personas se vieron afectadas por las inundaciones, según un informe emitido el viernes por Defensa Civil de Jaú. El agua entró en al menos 592 casas, según el portal Guiame.
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