LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Luis Jiménez).- La mujer cristiana reconoció que el dinero no le pertenecía. Por ello, sin esperar nada a cambio, fue recompensada.
Algunos aplican el dicho «los que encuentran se quedan, los perdedores lloran», pero una mujer cristiana que encontró $36 mil dólares escondidos en el cojín de un sofá regalado, pero esta mujer vive según el fundamento bíblico.
Vicky Umodu es el nombre de esta mujer, ella recién se mudó a una casa nueva y no tenía muebles, por lo que decidió hacer la compra a Internet para encontrar muebles disponibles. Después de encontrarse con una familia que quería regalar un juego de sofá y dormitorio, Umodu estaba feliz.
«Me acabo de mudar y no tengo nada en mi casa. Estaba tan emocionada, así que lo recogimos y lo trajimos».
Pero Umodu dijo que notó algo extraño escondido en uno de los cojines del sofá. Abrió la cremallera y encontró sobres llenos de miles de dólares en efectivo, un descubrimiento verdaderamente sorprendente.
«Le estaba diciendo a mi hijo: ‘¡Ven, ven, ven!. Estaba gritando, ‘¡Esto es dinero!’», recordó. Si bien algunos estarían tentados a quedarse con el efectivo, Umodu supo que necesitaba contactar a las personas que le dieron el sofá y devolver el dinero.
«Dios ha sido bondadoso conmigo y con mis hijos; todos están vivos y bien. Tengo tres hermosos nietos, entonces, ¿qué puedo pedirle a Dios?», señaló.
Al final, su buena acción también valió la pena. Si bien Umodu dijo que no esperaba nada a cambio, la familia le ofreció comprarle un refrigerador nuevo y le regaló $2,200 dólares.
Vicky Umodu es el nombre de esta mujer, ella recién se mudó a una casa nueva y no tenía muebles, por lo que decidió hacer la compra a Internet para encontrar muebles disponibles. Después de encontrarse con una familia que quería regalar un juego de sofá y dormitorio, Umodu estaba feliz.
«Me acabo de mudar y no tengo nada en mi casa. Estaba tan emocionada, así que lo recogimos y lo trajimos».
Pero Umodu dijo que notó algo extraño escondido en uno de los cojines del sofá. Abrió la cremallera y encontró sobres llenos de miles de dólares en efectivo, un descubrimiento verdaderamente sorprendente.
«Le estaba diciendo a mi hijo: ‘¡Ven, ven, ven!. Estaba gritando, ‘¡Esto es dinero!’», recordó. Si bien algunos estarían tentados a quedarse con el efectivo, Umodu supo que necesitaba contactar a las personas que le dieron el sofá y devolver el dinero.
«Dios ha sido bondadoso conmigo y con mis hijos; todos están vivos y bien. Tengo tres hermosos nietos, entonces, ¿qué puedo pedirle a Dios?», señaló.
Al final, su buena acción también valió la pena. Si bien Umodu dijo que no esperaba nada a cambio, la familia le ofreció comprarle un refrigerador nuevo y le regaló $2,200 dólares.
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