La Cámara Nacional de Productores de Leche de Costa Rica conmemoró el primero de junio el Día Mundial de la Leche, una fecha que desde el año 2001 destaca el rol de la industria láctea que, en nuestro país, es motor del desarrollo de las zonas rurales y cuna de destacados emprendimientos.
En el país se produce aproximadamente 3 millones de litros de leche al día, entre 28 mil fincas lecheras ubicadas en zonas rurales del país como Zarcero, San Carlos, Cartago o las faldas de los volcanes guanacastecos.
En estas unidades productivas, donde se promueven prácticas sostenibles, los productores son pioneros en el manejo de bancos forrajeros e innovaciones en genética, a pesar de su tamaño,
en su mayoría son micro, pequeñas y medianas industrias lecheras, generan desarrollo y progreso en las comunidades donde desarrollan su actividad.
Según los registros del Servicio Nacional de Salud Animal en el país hay alrededor de 300 empresas lácteas, estas reparten su producción en 80% en el mercado nacional y el restante se exporta, garantizando así el abastecimiento interno, posicionando al país como un productor de lácteos de la más alta calidad.
Estos mismos registros muestran que la mayoría de la producción se concentra en leche de vaca, y en menor medida de cabra y búfala. La mayor parte de la producción artesanal se destina a la elaboración de quesos, leche fluida, natilla y mantequilla, emprendimientos familiares que garantizan queso fresco en cada rincón del país.
Retos Globales
El principal reto que encuentran estas empresas es la creciente alza de insumos que pone sus costos de producción en niveles nunca vistos y, los empuja a buscar opciones que favorezcan la rentabilidad y sostenibilidad en el tiempo, ante el poco acceso a sistemas de financiamiento para el desarrollo con tasas de interés competitivas.
Sin embargo, con el apoyo de programas de capacitación e investigación la organización busca que los productores apliquen innovaciones que garanticen su sostenibilidad en el tiempo con técnicas de producción que aumenten la rentabilidad.
La situación actual combina los embates del cambio climático, el cierre del mercado panameño desde hace dos años, la inminente apertura arancelaria en el marco de la desgravación del Tratado de Libre con Estados Unidos; además de los embates del COVID-19, la crisis de contenedores y la Guerra en Ucrania.
Los factores antes mencionados, han generado el aumento de los combustibles, fertilizantes y componentes de la nutrición de las vacas; lo cual ha obligado a algunas empresas a cerrar su actividad y tienen a otras en crisis. Ante dicha situación, la Cámara impulsa proyectos que buscan capacitar a los productores a enfrentar estos escenarios con alternativas para adaptación, alternativas para reducir los costos y mejores prácticas administrativas.
Para nuestra organización es prioridad brindar apoyo a las empresas nacionales y por eso hace un llamado a consumir lácteos 100% nacionales, ya que esto es lo único que permitirá a los productores e industrializadores de lácteos, lograr superar la crisis de los últimos años.
“Hoy queremos destacar la relevancia que tiene el sector lechero, cuyo valor agregado representa cerca de 480 mil millones de colones, que contribuyen significativamente en la creación y distribución democrática de riqueza en las zonas rurales del país, la generación de empleos estables y de calidad durante todo el año y la producción para abastecer el mercado nacional de productos lácteos y continuar exportando más de 150 millones de dólares al año, en un momento de la historia de la humanidad en el que el tener este tipo de alimentos se convierte en un reto sin precedentes” comentó Ivannia Quesada, presidenta de la Cámara Nacional de Productores de Leche.
Acciones ambientales
Empero, los esfuerzos de la Cámara Nacional de Productores de Leche no se centran solo en la promoción del consumo de lácteos en la actualidad impulsa y lidera proyectos de adaptación al cambio climático, financiado con recursos del Fondo de Adaptación de las Naciones Unidas (administrados por Fundecooperación).
Esto ha permitido el aprovechamiento de los purines (mezcla de boñiga y orina del ganado, con restos de alimentos y agua); la cosecha de agua lluvia para ser utiliza en épocas críticas y establecimiento de bancos forrajeros por parte de los productores, este último con un innovador proyecto que el uso de yuca amarga en las fincas lecheras, como una fuente de energía en las dietas bovinas, en búsqueda de sustituir el costo maíz en las dietas
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