LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Luis Carlos Araya Monge, columnista).- Escribí en mi último comentario sobre la grave agresión que sufre el presidente por parte de dos periodistas, antes del Canal 7, hoy desocupados porque tuvieron que afrontar las consecuencias de una acción correcta por parte de la empresa. Aunque a algunos no les guste, reitero que fue una acción correcta y deja la esperanza de que en este país no todo está mal, que aún existe un importante reducto de conciencia, respeto y consideración, que podría ser el terreno fértil para la gran reivindicación moral y política que estamos necesitando.
Por
otro lado, muchos mostraron desinterés ante la posibilidad de una conversación
o aceptación, por parte del señor presidente, de reunirse con los personeros
del canal de televisión —solicitada por ellos—. Es cierto que hay enojo por los
extremos periodísticos a los que se ha llegado, pero también hay quienes tienen
dudas; posiblemente creen que el presidente podría ser enredado por estos
señores y que mañana tendríamos a un Rodrigo Chaves “exorcizado”. ¡Me parece —y
lo digo con todo respeto— que no han terminado de conocer las fortalezas y
convicciones del señor presidente, especialmente su valentía, que es lo que más
me ha impresionado!
Pero,
por otro lado —y aclaro que no lo digo específicamente por este caso—, ¿Cuál es
la razón por la que no entendemos que, entre más aliados se tengan, más fácil
es lograr los verdaderos y sanos objetivos de una causa tan seria y complicada
como la que está planteando el presidente… fundar una nueva República?
Pareciera
que la actitud de algunos es querer acaparar al señor presidente, como si
fueran los primeros en apoyarlo y nadie más pudiera acercarse. Es cierto y
válido que sientan ese orgullo, pero —con el debido respeto— esa no es la
estrategia correcta. En política, sumar es el éxito, y en un proyecto de la
magnitud del que aspira el presidente Chaves, es necesario y correcto promover
la apertura, el diálogo y la tolerancia.
Cuando
una alcaldesa de la Unidad, como es el caso de Gabriela Jiménez, ramonense,
renuncia a su partido —uno de los dos más tradicionales de nuestro país— para
dar su adhesión a la corriente que impulsa el presidente, este la abraza con
cariño y agradecimiento; jamás la desprecia. Aunque los detractores de
inmediato le monten una andanada de acusaciones e improperios, es lógica la
reacción: acusan el golpe.
Por
último, amigos, no olvidemos que ha nacido un nuevo líder, de esos que no
vienen al mundo todos los días. No es lo mismo Chaves que Solís y Alvarado,
para mencionar a sus antecesores inmediatos. Los líderes dirigen y conducen,
trazan el camino. No esperan calculadamente a saber qué estamos pensando los
ciudadanos para actuar con el tradicional cálculo politiquero. Todo lo
contrario: su pensamiento y acciones penetran en nosotros y nos alumbran el
camino.
Sumar es el éxito, dividir es el fracaso. Lo digo con el mayor de los respetos para todos.
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