LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Nabil Mouaffak, Fundador del Movimiento Goicoechea Resucita).- La relación entre la prensa independiente y los gobiernos sean estos nacionales o locales ha sido históricamente compleja, marcada por una dinámica de influencia mutua, tensiones constantes y, en no pocas ocasiones, conflictos abiertos. Ambos actores, fundamentales en el desarrollo de las democracias modernas, están llamados a trabajar en equipo por el bienestar de las comunidades. Sin embargo, en la práctica, pocas veces logran hacerlo en armonía.
La prensa, en su
rol como cuarto poder, debe actuar siempre con neutralidad, independencia y
transparencia. Su misión esencial es vigilar el ejercicio del poder público,
investigar con rigor y denunciar los posibles casos de corrupción,
irregularidades o abusos de autoridad. Gracias a esta labor, la ciudadanía
puede estar informada sobre lo que ocurre dentro de las paredes de las
instituciones públicas e incluso, como suele decirse, de lo que sucede “por
debajo de la mesa”.
Por su parte,
los gobiernos deberían comprender que el trabajo de la prensa no es un
obstáculo, sino un complemento necesario en la construcción de una sociedad
informada, participativa y democrática. Un gobierno transparente no teme al
escrutinio, sino que lo valora como una oportunidad para corregir errores,
mejorar sus prácticas y fortalecer la confianza ciudadana. Un gobierno maduro
no censura, no presiona ni interfiere con la labor periodística; más bien,
garantiza el libre acceso a la información, defiende la libertad de expresión
y, en caso de discrepancias con lo publicado, ejerce su derecho a la
rectificación de forma respetuosa y fundamentada.
En cambio,
cuando un gobierno reacciona con molestia ante una investigación o un reportaje
crítico, estamos ante señales preocupantes de autoritarismo. Las
administraciones nacionales o locales que buscan silenciar voces disidentes,
premiar solo la prensa favorable o controlar los flujos de información,
debilitan las bases de la democracia y restringen derechos fundamentales.
El periodismo
serio, objetivo y responsable no es un arma para atacar al poder, sino un
puente entre el pueblo y sus gobernantes. Su función no es otra que poner en
evidencia las necesidades, preocupaciones y expectativas de la sociedad. Un
líder sabio y con vocación de servicio sabrá aprovechar esta información como
una herramienta de gestión, escuchando a quienes no han tenido la oportunidad
de llegar a su despacho, y tendiendo puentes para atender sus inquietudes.
¿Comprenden los
gobiernos verdaderamente el rol de la prensa libre? ¿Están dispuestos a
canalizar esa relación en beneficio de la ciudadanía? En la respuesta a estas
preguntas se encuentra el secreto del éxito de cualquier administración.
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Goicoechea, San José - Costa Rica
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