LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Consejo Editorial).- Han pasado siglos desde que Poncio Pilato se lavó las manos ante la historia, pero su actitud sigue viva en muchos rincones de nuestra sociedad. Hoy, en pleno siglo XXI, cuando buscamos responsables por la alarmante suciedad en nuestras calles y aceras, parece que todos encuentran a quién señalar, pero nadie asume su parte.
Nuestro cantón se está convirtiendo en un basurero a cielo abierto. En cada poste de luz hay una bolsa colgando, en cada esquina se acumulan desechos, y el paisaje urbano se descompone al mismo ritmo que los residuos que lo invaden. Las cámaras de vigilancia municipales captan en tiempo real a quienes, con total desparpajo, sacan sus bolsas y colchones viejos para dejarlos “donde caigan”, sin importar el daño ambiental ni la amenaza a la salud pública. Y mientras tanto, el Ministerio de Salud y los tribunales ambientales brillan por su ausencia, cómodos en el papel de firmantes de leyes que rara vez bajan a la calle a hacerse cumplir.
Vivimos en una época donde el ritmo acelerado de la vida genera toneladas de desechos todos los días. Resolver este problema no es tarea de uno solo. La responsabilidad es compartida, pero no por ello difusa.
La alcaldía municipal tiene el deber de actuar con firmeza. Dotar a las comunidades de suficientes contenedores, mejorar las rutas de recolección, ampliar la flotilla de camiones y contratar más personal son medidas urgentes. Pero no basta con eso. Es indispensable iniciar campañas sostenidas de concienciación y educación ambiental, que transformen la mentalidad del ciudadano y lo conviertan en parte activa de la solución.
A la par, deben existir sanciones reales. Quien no respeta la norma debe ser sancionado, no como castigo, sino como mensaje claro de que no se puede vivir en comunidad sin respetar sus reglas. Si la ley existe, debe aplicarse.
Y sí, también es justo reconocer que desde el palacio municipal se ha intentado enfrentar este problema. Pero aún falta decisión, contundencia y un enfoque integral que no deje por fuera ninguna etapa: prevención, acción y sanción. Falta también una coordinación real con las autoridades nacionales, especialmente el Ministerio de Salud, que no puede mantenerse como un espectador pasivo mientras la salud pública se pone en riesgo.
Y sí, también es justo reconocer que desde el palacio municipal se ha intentado enfrentar este problema. Pero aún falta decisión, contundencia y un enfoque integral que no deje por fuera ninguna etapa: prevención, acción y sanción. Falta también una coordinación real con las autoridades nacionales, especialmente el Ministerio de Salud, que no puede mantenerse como un espectador pasivo mientras la salud pública se pone en riesgo.
Pero por más que se haga desde las instituciones, todo esfuerzo será insuficiente si los ciudadanos no asumimos nuestro rol. Porque no hay excusa posible cuando alguien decide ensuciar su propio barrio. En ese caso, toca a la comunidad denunciar y a la autoridad actuar. No podemos seguir esperando que “el otro” resuelva lo que a cada uno nos corresponde.
El problema de la basura no es solo una cuestión estética. Es un tema de salud, de dignidad, de desarrollo. Si todas las acciones mencionadas se aplicaran correctamente, incluso podríamos ir más allá: transformar los residuos en energía, generar empleo y contribuir al crecimiento económico del cantón. Hay ejemplos exitosos en otros lugares. ¿Por qué no aquí?
El problema de la basura no es solo una cuestión estética. Es un tema de salud, de dignidad, de desarrollo. Si todas las acciones mencionadas se aplicaran correctamente, incluso podríamos ir más allá: transformar los residuos en energía, generar empleo y contribuir al crecimiento económico del cantón. Hay ejemplos exitosos en otros lugares. ¿Por qué no aquí?
Pero nada de eso será posible mientras sigamos diciendo: la culpa no es mía. Porque mientras nadie asuma la culpa, nadie asumirá la solución.
Es hora de dejar de lavarnos las manos. Es tiempo de actuar juntos.
Porque un cantón limpio y sano no se logra con excusas. Se logra con compromiso.
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