LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Sadniv Solrac).- Después de perder a su esposo Len tras 35 años de matrimonio, Sue Foster atravesó un periodo de profundo luto y depresión. Sin embargo, en medio del dolor, encontró consuelo y dirección al meditar en la Biblia, especialmente en las palabras de Dios a Josué: “Sé fuerte y valiente”. Sue decidió confiar en Dios y buscar un nuevo propósito para su vida, convencida de que la vida no termina por la tristeza, la tragedia o la edad.
El viaje a Kenia marcó un antes y un después. Al regresar, Sue buscó más oportunidades para involucrarse en proyectos misioneros, comenzando por una región remota de Panamá, donde trabajó junto a misioneros de la IMB. Allí, Dios confirmó su llamado a las misiones internacionales a largo plazo: “Cuando volví de ese viaje, supe lo que quería hacer”.
Desde niña, Sue soñaba con ser misionera, inspirada por la correspondencia con un misionero en Tailandia. Aunque la vida familiar y profesional la llevó por otros caminos, el deseo nunca desapareció. Tras la muerte de su esposo, ese sueño se reavivó, y Sue contactó a la IMB para explorar programas misioneros para personas de su edad.
En solo seis meses, aceptó un puesto en Nairobi como coordinadora de logística, utilizando su experiencia profesional para servir en el campo. Aunque enfrentó desafíos y la dificultad de estar lejos de hijos y nietos, Sue afirma que la alegría de servir a Dios supera cualquier sacrificio. “No hay recompensa mayor que saber que estás sirviendo al Señor e impactando vidas para el Reino”.
Su labor va mucho más allá de la logística. Sue lidera estudios bíblicos para niños en escuelas primarias, participa en un ministerio de costura y se ha sumado al ministerio carcelario, visitando prisiones masculinas y femeninas para predicar el Evangelio. Ha sido testigo de días en los que hasta 20 reclusos entregaron su vida a Cristo en un solo culto.
Sue anima a otros adultos mayores a no dejarse limitar por la edad ni el miedo al cambio: “A medida que envejecemos, a veces sentimos que nuestras vidas quedaron atrás, pero cuando tenemos la oportunidad de compartir sabiduría y ánimo, debemos aprovecharla”.
La historia de Sue Foster es un testimonio de cómo Dios puede dar nuevo propósito y esperanza, incluso en medio del dolor y la pérdida. La Biblia enseña que cada etapa de la vida puede ser usada para la gloria de Dios y que servirle es la mayor recompensa.
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