Desde
2017 el MEP sabía que restaurar la casa costaría ¢717 millones, según su propio
diagnóstico técnico. En 2022, la Sala Constitucional ordenó al MEP y al
Ministerio de Cultura restaurarla en un plazo máximo de 18 meses. ¿Y qué pasó? Nada.
Han pasado años, la orden se incumplió, y la casa sigue rodeada de cinta
amarilla, amenazando con caerse a pedazos.
Y
aquí viene lo más grave: ningún diputado ni diputada del cantón ha
movido un dedo para defender este patrimonio. Ninguna moción, ningún proyecto,
ninguna presión política para hacer cumplir la orden de la Sala. Los
representantes del pueblo han guardado silencio, y mientras tanto, la identidad
del cantón se sigue desmoronando.
Pero
no todo ha sido abandono. Hay que reconocer a quienes sí han levantado la voz:
el Lic. Daniel Madrigal Sojo ha luchado incansablemente para visibilizar el
caso, buscar soluciones y exigir que las autoridades cumplan con su obligación.
Madrigal Sojo ha insistido en que defender la Centeno Güell es defender nuestra
identidad, nuestra historia y nuestro futuro como cantón.
Lo
indignante es que, pese a estos esfuerzos individuales, el tema no está en la
agenda política local. El Concejo Municipal no ha tomado un acuerdo firme para
presionar al MEP, ni ha liderado gestiones ante la Asamblea Legislativa, ni se
ha promovido una verdadera campaña para que Goicoechea defienda su patrimonio.
Y
ojo, defender la Centeno Güell no es un capricho ni un lujo. Es defender
nuestra historia, proteger la memoria de Goicoechea y apostar por un futuro con
identidad. No podemos permitir que este símbolo cultural se convierta en ruinas
mientras vemos pasar los años entre promesas y comunicados vacíos.
Por
eso, el llamado es claro y urgente:
Al
MEP y al Ministerio de Cultura:
acaten ya la orden de la Sala Constitucional y definan un plan con presupuesto,
fechas y responsables claros.
Al
Concejo Municipal de Goicoechea:
dejen de ser espectadores. Aprueben un acuerdo formal y movilicen recursos para
impulsar este proyecto.
A
los diputados y diputadas del cantón:
dejen de guardar silencio. El patrimonio de Goicoechea necesita su voz y su
influencia hoy, no mañana.
A
la ciudadanía:
presionemos juntos. La Centeno Güell no es del MEP, ni de Cultura, ni del
Concejo. Es de Goicoechea.
Porque,
dejar caer la Centeno Güell es dejar caer un pedazo de nuestra historia. Si las
autoridades no actúan ya, Goicoechea no solo pierde un edificio: pierde parte
de su alma
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