LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Nabil Mouaffak, columnista).- La corrupción en la función pública no se sostiene sola. Necesita estructura. Necesita engranajes. Y, sobre todo, necesita personas que estén dispuestas a mirar hacia otro lado. Es ahí donde comienza a tejerse una telaraña que se adhiere al sistema mismo y lo va distorsionando desde adentro.
Estas redes no siempre están compuestas por delincuentes. De hecho, suelen estar formadas por personas que comenzaron con buenas intenciones, pero que con el tiempo aprendieron que, para “hacer que las cosas funcionen”, hay que saber moverse, cerrar los ojos, o ceder ante la presión. Lo que comienza como una omisión menor se convierte en un hábito. Y lo que parece un acto inofensivo se transforma en una cadena de favores, silencios y deudas.
Muchas veces, las estructuras institucionales facilitan la corrupción en lugar de combatirla. Los procesos poco claros, los controles débiles, la concentración de poder en pocas manos, y la falta de consecuencias reales crean el caldo de cultivo perfecto. El sistema, lejos de ser una barrera, se convierte en el camino.
A esto se suma “escoger las personas de confianza”: quién conoce a quién, quién le debe un favor a quién, quién está dispuesto a callar para no perder una oportunidad. Así, las decisiones dejan de basarse en méritos o en el bien público, y empiezan a responder a lealtades personales, alianzas internas o incluso miedos muy reales.
Y aunque los organismos de control existen, muchas veces llegan tarde, no tienen los recursos suficientes, o simplemente se enfrentan a una muralla de complicidades. En ocasiones, incluso quienes deben fiscalizar, y quienes deben defender a los empleados del instituto y a los habitantes, forman parte de la misma red que deberían desmontar
Pero esta telaraña no solo afecta a quienes están adentro. El daño alcanza a toda la ciudadanía, que se ve obligada a lidiar con servicios ineficientes, trámites engorrosos y decisiones injustas. Cuando la corrupción se incrusta en las instituciones, el derecho se vuelve privilegio, y la igualdad ante la ley se convierte en una ilusión.
Muchas veces, las estructuras institucionales facilitan la corrupción en lugar de combatirla. Los procesos poco claros, los controles débiles, la concentración de poder en pocas manos, y la falta de consecuencias reales crean el caldo de cultivo perfecto. El sistema, lejos de ser una barrera, se convierte en el camino.
A esto se suma “escoger las personas de confianza”: quién conoce a quién, quién le debe un favor a quién, quién está dispuesto a callar para no perder una oportunidad. Así, las decisiones dejan de basarse en méritos o en el bien público, y empiezan a responder a lealtades personales, alianzas internas o incluso miedos muy reales.
Y aunque los organismos de control existen, muchas veces llegan tarde, no tienen los recursos suficientes, o simplemente se enfrentan a una muralla de complicidades. En ocasiones, incluso quienes deben fiscalizar, y quienes deben defender a los empleados del instituto y a los habitantes, forman parte de la misma red que deberían desmontar
Pero esta telaraña no solo afecta a quienes están adentro. El daño alcanza a toda la ciudadanía, que se ve obligada a lidiar con servicios ineficientes, trámites engorrosos y decisiones injustas. Cuando la corrupción se incrusta en las instituciones, el derecho se vuelve privilegio, y la igualdad ante la ley se convierte en una ilusión.
Esta telaraña no se ve a simple vista. Está en los pasillos, en las reuniones informales, en las llamadas fuera de horario. Y mientras más tiempo permanece intacta, más difícil resulta deshacerla.
Pero, si todos la conocen y saben cómo opera… ¿por qué se mantiene? ¿Qué pasa con quienes deciden romper el silencio?
Mañana, en la tercera entrega: El precio del silencio.
Pero, si todos la conocen y saben cómo opera… ¿por qué se mantiene? ¿Qué pasa con quienes deciden romper el silencio?
Mañana, en la tercera entrega: El precio del silencio.
*
Los comentarios expresados en las secciones de opinión, derechos de respuesta, reclamos del pueblo, campos pagados, negociemos, y en la opinión de los lectores y comentarios de terceros al final de las notas o en las páginas de redes sociales, son responsabilidad exclusiva de sus autores. La Voz de Goicoechea (www.lavozdegoicoechea.info) es un medio de comunicación independiente, y no toma como suyas dichas opiniones por lo que no se responsabiliza por el contenido emitido por terceros. Todas las imágenes que muestra este medio, se utilizan solo con fines ilustrativos, por tanto se respetan todos los derechos de autor según corresponda en cada caso, siendo nuestra principal labor de la informar a nuestros lectores.
nos interesa tú opinión al respecto. Te invitamos a participar...
Somos La Voz de Goicoechea
El periódico digital de nuestro querido cantón
Escríbannos a nuestro correo electrónico
2017 © 2025
Miembro de la Red de Medios Alternativos Independientes - REDMAI
Producciones Periodísticas y Publicitarias Montezuma
Goicoechea, San José - Costa Rica
0 Comentarios
Queremos ver tus comentarios, estos nos enriquecen y ayudan a mejorar nuestras publicaciones :
_______________________________________________