¿Y usted, volvió a nacer?

LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Guyon Massey Mora). Corría el año 67, Si nací en el 44, tendría solo 23 años; muy joven para morir. Me había casado en el 66 y recién había nacido Guyon David, mi primer hijo.

Trabajaba en La Dos Pinos (empresa que vi nacer en mi barrio en 1951). Era chofer de ruta y, una madrugada, mientras iniciaba la jornada con mis tres ayudantes, sufrimos un accidente muy violento. El vehículo quedó con las ruedas hacia arriba.

Las noticias de esa mañana consignaban que el chofer había muerto, que había quedado irreconocible. Mientras hacía fila con el Gerente de Ventas de la empresa para poner la denuncia del accidente en el INS, el comentario general era lo del percance. Un muchacho aseguraba:

—Dicen que el chofer quedó irreconocible!!

¡Qué diría usted —le respondió mi jefe señalándome— si le dijera que él era el chofer?

¡No puede ser! —exclamó el muchacho.

—¡Usted volvió a nacer! —añadió.

Esa es una frase muy común cuando alguien, como en mi caso, sale bien librado de un peligro.

Un predicador le preguntaba a un Rector de Seminario Bíblico, amigo suyo:

—¿Usted nació de nuevo? El Rector respondió:

—Tengo mi título de Doctor en Teología.

Esa no es la pregunta, ¿naciste de nuevo? —insistió el Pastor.

Tengo otro título en Divinidades —aseguró el Rector nuevamente.

No le pregunto por títulos. Le pregunto: ¿naciste de nuevo?

¿Cómo me pregunta eso? ¡Si tengo 30 años como profesor de Teología y 10 como Rector de este Seminario!

Con más vehemencia, el Pastor volvió a interrogarlo:

—¿Has nacido de nuevo? ¿Recuerdas la fecha y el momento de esa experiencia?

A esa altura, el Rector rompió en llanto y confesó no haberla vivido.

Jesucristo, en su diálogo con un Doctor de la Ley, llamado Nicodemo le dijo:

“Si no nacieres de nuevo, no puedes ver el Reino de Dios” (Juan 3:3).

Todos nacemos físicamente una vez: del vientre de nuestra madre, en un contexto humano y biológico. Ese nacimiento nos da vida natural: un cuerpo, una conciencia, un lugar en la historia y en una familia.

Sin embargo, hay otro nacimiento que se debe procurar. Este nuevo nacimiento no es físico, sino espiritual. Se recibe cuando uno cree en Jesucristo, acepta su obra redentora y el Espíritu Santo produce en la persona una transformación interior. Es lo que también se llama regeneración.

Independientemente de si pertenecemos o no a una agrupación religiosa, y sin importar el tiempo, la cuestión es plantearnos seriamente si hemos nacido dos veces.

Quien nace dos veces morirá solo una vez.

Quien ha nacido solo una vez, morirá dos veces.

¿Por qué nos conviene nacer dos veces?

Vida eterna: El segundo nacimiento nos da acceso al Reino de Dios y a la vida eterna.

Nueva naturaleza: Pasamos de ser pecadores separados de Dios a ser hijos adoptivos de Dios.

Poder para vivir diferente: Nos da un corazón renovado, una conciencia más clara y una dirección nueva.

Esperanza en la muerte: Quien nace solo una vez muere dos veces (física y espiritualmente, es decir, separado de Dios). Quien nace dos veces muere solo una vez (físicamente), porque espiritualmente tiene vida eterna.

Una manera sencilla de recordarlo:

Nacer una vez = vida física solamente.

Nacer dos veces = vida física + vida espiritual y eterna

Es muy común oír a personas decir: “yo no logro entender la Biblia”, y es comprensible, porque:

“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”

(1 Corintios 2:14).

¿Usted volvió a nacer?

No es una retórica simple, es una pregunta seria y profunda que solo usted puede responder. No se trata de conocimiento, ni de posición; ni siquiera de pertenencia a una congregación.

¿Puede identificar un antes y un después en su vida luego de haber confesado que Jesucristo es el Señor, que Dios Padre lo levantó de entre los muertos y que el Espíritu Santo entró en su corazón y lo transformó?

Cristo vino y partió la historia en dos; antes y después; ¿hay en tu vida un antes y un después?

¿Está cierto de su salvación y que su nombre está inscrito en el Libro de la Vida? ¿De verdad lo cree?

Esto no es un asunto de convencimiento intelectual ni de pertenencia a un culto o denominación. Es un asunto de convicción, basada en la experiencia con Dios, que nos hace gritar y testificar:

¡SÍ, VOLVÍ A NACER! ¡¡Todos somos hijos de Dios!! Esa es una aseveración que no se sostiene bíblicamente. Lo correcto es: todos somos criaturas de Dios (su creación), pero hijos son solamente aquellos que nacen de nuevo.

Jesús dijo a Nicodemo:

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:6).

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” (Juan 3:8).

“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:11-13).

Lo maravilloso es que esta experiencia es para todos, sin distinción de clases, culturas o etnias. No hay acepción de personas. Por una razón muy sencilla:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Si usted ya vivió esta experiencia y está seguro de ser salvo, grítelo:

¡SÍ, YO VOLVÍ A NACER!

Y si aún no lo está, procúrelo: busque ayuda, entregue su vida a Cristo, y use esto también para obedecer el mandato:

“De gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8).

¡Amén y amén!

- Goicoechea es el cantón número 8 de la provincia de San José, fundado en 1891. Donde orgullosamente decimos: "De la montaña a la ciudad, así se extiende mi cantón". "Goicoechea, Goicoechea, te llevo en el corazón." -

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