Por Alerto Cabezas
LA VOZ DE GOICOECHEA.- “Nos abocamos a obras de interés social, somos creyentes, con un temor a todo el Poderoso Gracias a Jesucristo, tenemos la vocación y el sentir de ayudar a personas habitantes de la calle”, aseguró, Abraham Arce, propietario del Hotel Quintas de la Región, Restaurante Trochas, Ferretería los Ángeles, representante legal y gerente de la Asociación Hogar Bethel de Pococí.
“El asunto de las religiones a nada ayudan, pero voy a ser muy respetuoso con esto, tengo una relación muy linda con Dios, abrí mí corazón a Jesucristo y vivo muy feliz, me identifico con el pueblo católico, cristiano, evangélico y con todos los que prediquen los hechos de Jesucristo, tampoco el que no lo haga no lo juzgo”, aseveró.
Agregó, “trató de actuar conforme a nuestro Señor Jesucristo, a eso me refiero a la fe, a través de su hijo amado y a la guía del Espíritu Santo. No me identifico, ni me quiero sumar en una religión. Quiero ser respetuosa de todas y amigos de todos. Porque Jesús enseñó que es el amigo del mundo y murió por el mundo. A eso habló cuando digo que soy un hombre de fe y temor a Dios. No perfecto, recto solo Jesucristo y allí voy en ese camino buscando agradarle a Él”.
Con Arce conversó el Periódico La Voz de Goicoechea
¿Qué es la Asociación Hogar Bethel de Pococí?
Es un lugar lindo, hermoso que Dios me permitió conocer a traves de un empresario de la zona, que me dijo que, si podía colaborarle ya que él había donado un terreno para unas personas habitantes de calle, conocí las instalaciones que tenían la infraestructura bastante dañada, pero con unas camitas, unas cositas, había anteriormente 5 o 6 personas.
Tuve el sentir en mi corazón de querer ayudar, tuve peso en mí corazón y comencé a tramitar los permisos porque pensé si a lo mejor si sacábamos permisos sanitarios de un albergue, de un hogar donde ellos pudieran laborar un poquito como terapia laboral, pensé que me gusta lo recto, tener todo claro, permisos de todo lo que hago. Como comerciante que soy uno se tiene que ajustarse a leyes, a las patentes y a todo lo que uno saca, pensé que donde hay orden está Dios.
Logré con mucho trabajo y con la guía de Dios ponerme al día, abrir un centro de acopio allí, luego se dio lo del albergue, nos dieron el permiso.
Entonces, comenzaron a llegar más muchachos de 18 a 70 o más años con problemas de alcohol, de drogas, consumo de marihuana, gente que estaba debajo de puentes, tirados por allí, gente durmiendo en cartones, seres humanos que se orinaban que se defecaban a las orillas de los comercios, los buscamos y los traíamos al albergue.
Aparte que soy comerciante y este tipo de situaciones me causó mucho dolor. Entonces, empezamos a hacer algo integral, me dije “voy a ayudar a la persona con mucho amor y segundo voy a limpiar una comunidad, una ciudad, un pueblo y poníamos en general un ejemplo para que otros que sigan realizando algo similar a lo nuestro”, entonces, se dieron varias cosas y vimos la mano de Dios en esto.
Nos dimos la tarea de sacar los permisos y como nadie lo estaba haciendo en mi pueblo, las autoridades decidieron darme los permisos, incluso la Municipalidad de Pococí, dijo “hágalo”.
La idea es que empecé hace tres años en esta asociación la puse al día, soy el vicepresidente, el representante legal de la Asociación Hogar Bethel de Pococí y de su centro de acopio.
Le cambié la idea con la ayuda y guía del Espíritu de Dios a los muchachos, les dije “no van a salir y pedir en las calles, pidiendo arroz, frijoles y eso. Voy a traerles la alimentación acá y después vemos a ver cómo hacemos para producirla”.
Para demostrar que, si podemos para ser dignos. El trabajo dignifica, entonces, empecé a meter principios y cosas así. También dije “si yo tengo techo, si yo tengo comida, yo quiero que otros tengan de igual manera”.
Entonces, empecé a humanizarme, a llenarme más espiritualmente y dejar de pensar de una forma egoísta. Muchos seres humanos solo piensan en sí. Hay seres humanos que piensan en otros.
Yo cuando inicié este proyecto, me di cuenta que solo había pensado en mí, como hacer y hacer para mí, para los míos, pero me di cuenta que en mi ciudad, mi cantón y mi país necesitamos cambiar.
Dios es bueno, nos ha demostrado bueno, pero nosotros somos los que debemos ser buenos y demostrarlo con nuestros pasos.
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