Columna: Apostemos a una cultura que trascienda, pero sobre todo transforme

*Por Alberto Cabezas

LA VOZ DE GOICOECHEA.- La humanidad a veces desea cargar y responsabilizar a los educadores con la enseña exclusiva de la cultura cuando está aborda mucho más que un campus estudio académico, que bibliotecas, que museos, que libros, etc. El cual más bien es un espacio secundario a los sabores culturales. Cultura, no es sinónimo exclusivo del valor industrial cultural protegido en los derechos del autor.

Ya que la misma se manifiesta en el campo, en las ciudades, en las familias, en la forma de relacionados con nuestras amistades, incluso en lo que se predica en las iglesias, por lo tanto, educar culturalmente va mucho más allá, allí donde podríamos decir que cada núcleo crea su propios paradigmas e identidades culturales.

No puede una sociedad sobrevivir sin cultura, aunque si sin territorio. La misma se sustenta en valores morales, éticos y espirituales muchos de estos escritos en las Sagradas Escrituras. Pero no solamente esto, sino es fundamental para contar con una verdadera identidad, soberanía y desarrollo. Según la UNESCO, cultura comprende el patrimonio, la creatividad y la diversidad cultural. Actualmente se está levantando toda una nueva cultura, con nuevos patrimonios culturales, llenos de creatividad y diversidad.

Pero, todo parece indicar que está muriendo la creatividad, la identidad y el patrimonio cultural de nuestros antepasados, ya son menos leídos sus increíbles historias, por ejemplo, Arquímedes, de Da Vinci, Miguel Ángel, Newton, Jesús y de incluso de uno de los grandes de Nicaragua de la literatura como es Rubén Darío, que hoy forma parte del patrimonio cultural que se encuentra en las principales bibliotecas del mundo.

Muchos maestros alegan que se debe obligar a muchos jóvenes a empaparse de los héroes de nuestro mundo, ya que estos vienen adquiriendo otro tipo de ejemplos a seguir.

Existen varios escritos como el Informe de la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI que valdría la pena actualizarlos y adaptarlos a la era de nuestros jóvenes. Muchos países como Nicaragua tratan de inculcar en los mismos el tema del emprendimiento en los textos de estudio, ya que la creatividad se convierte en toda una fuerza liberadora. En cuanto, a la cultura, se puede aprender a desaprender que también es válido.

Dentro de lo que tenemos que desaprender se encuentra la violencia estructural y la cultura de la muerte, el supuesto paradigma de que todo es felicidad promovido por la sociedad del consumo.

Algunos jóvenes creen que todo se mide por los likes de facebook, el número de seguidores de twiker y otras redes sociales. Mientras, que otros estados creen que el éxito de su gobierno, está en ser más poderoso que otro. Es preocupante que todo parece indicar que estamos adquiriendo nuevos valores, modelos de comportamiento y actitudes que no fueron las que nos heredaron nuestros antepasados y que la hemos venido cambiando por lo que hemos denominado como inteligencia artificial. Pero la misma nunca podrá tener dotes de espiritualidad y emocionales.

Reitero, es lamentable que estamos apostando hacia la cultura de la guerra, de la muerte, por temor y rechazo a lo diverso. Por esto, es necesario educar en lo económico, político y por supuesto en lo que concierne a las relaciones humanas.

Debemos escuchar de nuevo la voz de Paulo Freire que nos expone sus pensamientos sobre la educación liberadora y critica, que solo se logran utilizando el razonamiento y la toma de conciencia.

Tal y como inicie con este artículo es necesario repito que la cultura, no solo se quede para el campus académico, sino que trascienda, pero sobre todo transforme, si hay algo que debemos de copiar del modelo de educación finlandés es su forma de transmitir los conocimientos con un ideal de igualdad y de conocimientos para todos. Irlanda fue calificada como el pueblo más feliz de la tierra en 2006, según The Guardian. La expectativa de vida de estos está entre las altas de mundo. La medicina en este territorio es asumida por el gobierno.

Este territorio, sin embargo, antes de ser un ejemplo, hace unos 20 años, a finales de los 90, era uno de los estados europeos con mayor incidencia del consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes. (BBC Mundo, 13 de febrero del 2017). También fue un país muy sufrido económicamente, antes de levantarse. En fin, aprender a incluir y no dividir, educar en actitudes, modelos de comportamiento, conocimientos, estatus, destrezas, habilidades, funciones en la sociedad y eso es lo que debemos apostar cada uno de los miembros de la sociedad.

Entre apostar a enseñar o aprender, lo más fundamental es el aprendizaje, pero solo si este incluye a ser y a hacer, donde se reconozca la pluralidad cultural y la riqueza de la misma y no se amenace. No podemos argumentar que estamos aprendiendo si no tomamos en cuenta que debemos convivir y dirigirnos sin xenofobia, racismo y discriminaciones por cualquier tipo de cuestiones como la edad, el sexo, la etnia, orientación sexual, entre otros. No podemos separar a la educación, a la cultura, sin tomar en cuenta los cambios y crisis en que estamos atravesando.

*Fuente: Libro “El mañana empezó ayer”, del doctor Francisco José Lacayo Parajón.

*Estudiante de Doctorado de Educación de la Universidad Jean Jacques Rousseau, Nicaragua.

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