Denuncia CCSS, abogados externos con poder revocado, juicios monitorios sin abogados


CCSS: El paraíso de la impunidad

LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Redacción).- La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), esa institución que históricamente ha sido el corazón del sistema de salud pública en Costa Rica, hoy parece más bien un paciente en cuidados intensivos. No por falta de recursos —eso es lo que te van a decir desde los escritorios de mármol en San José centro— sino por una cadena de decisiones absurdas, negligentes, y quizás no tan inocentes, que dan mucho que pensar.

En julio de 2024, alguien en la jerarquía de la Caja, suponemos que pensó:

“¿Y si le quitamos el poder de representación judicial a alguno o todos los abogados externos que llevan los cobros de deudas?”

Y otro respondió:

“¡Brillante idea! ¿Para qué queremos cobrar deudas si podemos seguir hundiéndonos en el déficit?” que la impunidad sea una realidad.

Y así parece que lo hicieron. En un acto digno de una tragicomedia kafkiana, la CCSS revocó los poderes a algunos o todos los abogados externos, sin reemplazarlos, sin plan, sin estrategia. Miles de juicios civiles de cobro quedaron en el limbo. Los deudores respiraron aliviados. Y la Caja... bueno, la Caja empezará a perder millones como si fueran hojas que se lleva el viento.

¿Qué pasa cuando abandonan un juicio?

No hace falta ser abogado, solo tener un poco de sentido común para dar respuesta. Si vos demandas a alguien y dejas de mover el caso, el juzgado lo entierra. Literalmente.

Según el Código Procesal Civil: Si no haces nada en tres meses, el juicio se declara desierto. Es como si nunca hubiera existido. Chau deuda.

Si ya embargaste bienes y no seguís el caso en seis meses, el juicio caducó. Te levantan el embargo, le devuelven la plata al deudor, y vos —en este caso la CCSS— te quedas viendo para el ciprés.

Y lo peor: si pasa el tiempo sin mover un dedo, la deuda prescribe. Legalmente desaparece. Se esfuma. Ni con llorar la recuperas.

¿Bonus track? La CCSS puede ser obligada a pagar las costas del juicio. O sea, además de no cobrar nada, paga por haber molestado.

Y aún falta lo peor: la CCSS deberá pagar los honorarios a los abogados cuyos poderes fueron revocados, ya que, al dejarlos sin representación judicial, en la práctica se les desvinculó del proceso como si hubiesen sido despedidos. La suspensión del poder especial equivale a una terminación unilateral de la relación profesional, lo que podría generar demandas por daños, perjuicios e incluso costas judiciales.

La CCSS va a pagar a los abogados, va a pagar daños a los morosos denunciados, hasta va tener que pagar daños y perjuicios, y quien se hará responsable por semejante barrabasada.

Los ganadores:

Los deudores sinvergüenzas que no le quieren pagar a la caja.

Gracias a esta genialidad legal:

Muchos procesos se extinguieran.

Se levantarán embargos.

Se devolverá plata embargada.

Se blanquearán deudas multimillonarias sin que nadie de la cara.

¿Quiénes son los cerebros de esta joya?

La revocación de poderes a los abogados externos en julio de 2024 no fue un accidente ni una ocurrencia espontánea. Fue una decisión deliberada, respaldada y ejecutada por una cadena de mando que, lejos de actuar en beneficio de la institución, parece haber optado por la inacción y el silencio cómplice.

Los nombres están ahí, firmando papeles mientras el barco se hunde, listaremos a los altos jerarcas de la Caja que son los responsables de mantener a la Caja a flote, y supuestamente tienen responsabilidad directa e indirecta con la desgracia que se viene por su acción e inacción en este tema:

Junta Directiva de la CCSS (agosto 2024)

La Junta Directiva, máxima autoridad de la CCSS, estaba conformada por los siguientes miembros:

Mónica Taylor Hernández – presidenta ejecutiva. Designada por el Consejo de Gobierno el 8 de enero de 2025.

Edgar Villalobos Brenes – Representante del Estado. Abogado especialista en Derecho Comercial Internacional.

Francisco González Jinesta – Representante del Estado. Médico con experiencia en administración hospitalaria.

Juan Manuel Delgado Martén – Representante Patronal. Abogado con experiencia en el sector público.

Juri Navarro Polo – Representante Patronal. Médico cirujano pediátrico.

Rocío Ugalde Bravo – Representante de los Trabajadores.

Martha Rodríguez González – Representante de los Trabajadores.

Martín Robles Robles – Representante de los Trabajadores.

Vianey Hernández Li – Representante de los Trabajadores.

Estos miembros, al aprobar la revocación de poderes sin establecer mecanismos alternativos para la continuidad de los procesos judiciales, se convirtieron en actores clave de esta crisis institucional.

Gerencias de la CCSS (agosto 2024)

La estructura gerencial, encargada de la ejecución operativa y administrativa, presentaba la siguiente conformación:

Gerencia General: María de los Ángeles Gutiérrez. Nombrada interinamente en septiembre de 2024.

Gerencia Administrativa: Gabriela Artavia Monge. Su nombramiento fue prorrogado por seis meses a partir de septiembre de 2024.

Gerencia Financiera: Gustavo Picado Chacón. Ha enfrentado críticas y procesos penales y administrativos por su “gestión”.

Gerencia Médica: Wilburg Díaz Cruz. Ha ocupado el cargo de forma interina en múltiples ocasiones, reflejando la inestabilidad en esta gerencia.

Gerencia de Pensiones: Jaime Barrantes. Encargado de proponer reformas al régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).

Gerencia de Logística: Eithel Giovanni Corea Baltodano. Nombrado interinamente tras la renuncia de su antecesor.

Auditoría Interna de la CCSS

Ólger Sánchez Carrillo: el auditor cercado por las sombras...

Auditor Interno. Denunció el sobreprecio de ₡12.400 millones anuales en la contratación de Ebais, dando origen al caso “Barrenador”, claro ataque a la gestión del Gobierno de Rodrigo Chaves. En 2024 fue señalado públicamente por el presidente Rodrigo Chaves, quien insinuó una relación personal impropia con un asistente condenado por narcotráfico y con tobillera trabajando para la institución. Sánchez respondió que era una mentira para desacreditar su trabajo, sin desmentir ni aportar ninguna prueba que contradiga a lo dicho por el presidente de Costa Rica.

No tiene causas judiciales en su contra, pero su figura se ha politizado. El hecho de que lo ataquen desde la Presidencia muestra lo incómodo que resulta su papel fiscalizador y entredicho de su capacidad para ocupar dicho puesto.

Dirección Jurídica de la CCSS

Gilberth Alfaro Morales: el abogado de la Caja… ¿y de quién más?

Director Jurídico desde 2006. Enfrentó una denuncia de acoso laboral presentada por él mismo contra la expresidenta ejecutiva Marta Esquivel, luego de que se le excluyera de la Junta Directiva. A su vez, un grupo de funcionarios lo señaló por conductas impropias y mala gestión dentro de su dirección. Lo negó todo.

En 2024 denunció penalmente un contrato con el ICE por ₡103.000 millones por posibles irregularidades. Sin embargo, no se ha pronunciado públicamente sobre la revocatoria de poderes judiciales, secreto institucional al parecer. Su silencio es escandaloso para quien debe velar por la legalidad de las decisiones institucionales. Por lo menos debe de hacer una publicación donde renuncie por su falta de capacidad.

La Caja no cuenta con abogados internos para asumir la gestión del cobro judicial, además de mal pagados, saturados de funciones extras, sin asistentes, sin secretaria, una completa burla al ejercicio de abogacía. Además de exponerse a demandas y sanciones del Colegio si llegan a intervenir en procesos monitorios activos, ya que la misma Caja aún no ha cancelado los honorarios a los abogados externos a los que simplemente les dijo chao se van, pero sin plata.

Quien se hará responsable de semejante estupidez. quién pagará los daños ocasionados a la Caja?

Gerencia Financiera: Gustavo Picado Chacón

El presidente Rodrigo Chaves le dijo en su cara, "CORRUPTO", el Cara de barro de Gustavo Picado solo se río, ni rojo se puso.

Actual Gerente Financiero. En 2012, una comisión legislativa lo señaló como corresponsable de la crisis financiera de la CCSS y pidió su inhabilitación. En 2021 fue nombrado nuevamente en el cargo, pese a estar imputado por delitos como fraude de ley y administración fraudulenta en la causa penal 12-000046-0615-PE. La Procuraduría calculó el daño social en ₡217.000 millones.

En 2023 fue suspendido por cuatro meses (con goce de salario) por graves inconsistencias contables detectadas por Deloitte. Pese a eso, afirmó que estar bajo investigación “no afecta” su continuidad. Se sospecha que su gerencia tuvo participación o al menos conocimiento de la revocatoria de poderes a los abogados externos, lo que tendría sentido bajo un supuesto “plan de austeridad”.

Dirección de Cobros oficinas centrales de la Caja

La Dirección de Cobros, bajo la responsabilidad de Luis Diego Calderón Villalobos, ha mantenido una postura pasiva frente a la crisis. A pesar de ser el área encargada de la recuperación de fondos, no ha implementado acciones efectivas para mitigar el impacto de la revocación de poderes, permitiendo que los procesos judiciales queden en el abandono.

La morosidad institucional se ha agravado bajo su gestión. En 2024, ejecutó la revocatoria de poderes a los abogados litigantes que llevaban los cobros judiciales. Esta acción se hizo sin un plan de contingencia. Miles de juicios serán o fueron abandonados y los deudores quedarán sin oposición legal.

La Contraloría había pedido una estrategia firme de cobro. Calderón hizo exactamente lo contrario. No existen denuncias penales contra él, pero su capacidad técnica ha sido gravemente cuestionada y no debería permanecer en un puesto tan importante para la Caja.

Direcciones Regionales de Sucursales, Central, Huetar, Chorotega, Norte

Los directores regionales, responsables de las sucursales en todo el país, han optado por el silencio. Su inacción y falta de pronunciamiento ante esta situación crítica reflejan una preocupante falta de compromiso con la institución y con los asegurados que dependen de sus servicios.

La impunidad como norma en la Caja del chorizo social

Los sindicados siguen en sus puestos. Picado, imputado, sigue al frente de las finanzas. Calderón, el cobrador que no cobra, permanece en el cargo. Alfaro sigue en la Dirección Jurídica sin explicar su rol en el abandono judicial. Sánchez resiste, pero es blanco de presiones y cuestionamientos sin defenderse. Nadie ha renunciado. Nadie ha sido destituido. Nadie responde por millones perdidos y que se perderán.

Los costarricenses ven cómo la CCSS se desangra institucionalmente. Una revocatoria irresponsable dejará a los morosos sin castigo. El daño financiero es profundo, pero el daño ético es mayor. Si no hay consecuencias, la Caja será devorada por la misma impunidad que prometió combatir.

La combinación de decisiones cuestionables, falta de liderazgo y omisión de responsabilidades ha sumido a la CCSS en una crisis sin precedentes, donde la impunidad y la negligencia parecen ser la norma.

Chaves lo dijo claro: “Hay corrupción en la CCSS”

Rodrigo Chaves, que no se guarda nada, lo gritó a los cuatro vientos:

“Hay personas enquistadas en la Caja que se han dedicado a proteger intereses de grupos, no de los asegurados. Si no se depura esta institución, no va a quedar ni para una pastilla de acetaminofén.”

Y no estaba exagerando. Hoy no es que falte acetaminofén, es que sobran las excusas, la impunidad y los burócratas con poder, pero sin responsabilidad.

Esto no es un error administrativo. Es abandono institucional.

Lo que está pasando en la CCSS no es un simple problema legal. Es una traición. Se dejó de lado el deber de proteger los recursos públicos. Y lo más grave: se les regaló impunidad legal a los deudores.

Miles de millones de colones en juego. Procesos perdidos. Recursos que jamás llegarán a la Caja. Servicios médicos que podrían colapsar. Todo porque alguien decidió apagar la máquina del cobro judicial y tirarla al basurero sin siquiera leer el manual.

Y mientras tanto, los responsables siguen en sus oficinas, cobrando salarios de lujo, con aire acondicionado y carro asignado. El pueblo, como siempre, se queda pagando la cuenta.

¿Y la justicia?

La historia se repite: funcionarios señalados, investigaciones en curso y, al final, ninguna sentencia firme. La impunidad se ha convertido en una constante en la CCSS. Aquí algunos casos emblemáticos:

1. El escándalo de las mascarillas

Durante la pandemia, se adjudicaron contratos millonarios para la compra de mascarillas a empresas sin experiencia. Hans Vindas Céspedes, asesor de la Gerencia de Logística de la CCSS, es señalado por su presunta participación en un esquema de corrupción que incluyó pagos adelantados y entrega de productos no aptos para uso médico.

2. El desfase financiero del periodo de Arias

La Fiscalía acusó a 18 jerarcas de la CCSS por un "desfase financiero" durante el gobierno de Óscar Arias. Se les imputan delitos como influencia contra la Hacienda Pública, fraude de ley y administración fraudulenta. El caso, relacionado con aumentos salariales y cesantías, fue denunciado en 2012 y aún no ha sido resuelto.

La CCSS, una institución que debería ser ejemplo de transparencia y eficiencia, se ha convertido en un símbolo de impunidad. Los casos se acumulan, las investigaciones se eternizan y los responsables siguen libres, algunos incluso en puestos de poder. Mientras tanto, los costarricenses ven cómo unos pocos incompetentes desbaratan el sistema de salud que con tanto esfuerzo hemos sostenido.

Es hora de que la justicia deje de mirar hacia otro lado y actúe.


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